A VISTA DE PÁJARO.

Asuntos que no son de interés general ni objeto de debate... UN POCO DE TODO

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jeronimo
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A VISTA DE PÁJARO.

Mensaje por jeronimo »

Chunda ctha ctha chunda ctha ctha chunda.

Los hombres rezaban a Manitú con los brazos en alto y a varios de ellos se les divisaban a simple vista las estrellas, unos con más, otros con menos puntas. Alguno aparte de las estrellas, tenían tatuadas calaveras en sus dedos. Era el ritual antes de partir y como tal, el aguardiente barato desgarraba sus gargantas. Hacia calor, y con el líquido más todavía en el interior del gran pabellón. Sacó la varilla del aceite y miró que estuviera bien pero no, faltaba un poco así que de una garrafa echó un par de litros. La volvió a introducir una vez limpiada con el trapillo de cotón, y ahora marcaba exactamente la posición correcta, llenado en su mitad y por si acaso dejó caer un chorro más. Un par de patadas a las ruedas para comprobar la presión y a ojo de buen cubero dictaminó que estaban relativamente bien infladas, bajó el capó y le dio una pasadilla con un trapo húmedo a los cristales y terminada la función, se sentó. Antes de arrancar, se abrochó el cinturón, se santiguó, dedo pulgar a la frente, hombro derecho, hombro izquierdo y centro, miró la foto que tenía frente a sí. Papá…no corras. Él era ortodoxo, bastante ortodoxo.

Chunda ctha ctha chunda ctha ctha chunda.


Miró el reloj y daban en estos momentos las 9 de la noche del domingo y acababa de hablar por teléfono con su mujer y su hijo de 4 años. Sabía de la importancia de esa llamada diaria, la complicidad con su esposa y los lentos adelantos del niño, tanto en el colegio como de las enseñanzas emanadas de su madre en lo que él estaba fuera. Buena suplente y mejor cómplice de enseñanzas. Esa llamada era lo mejor del día y si por trabajo no podía realizarla, el día no acababa igual. Venía, cuando estaba fuera, llamando una vez a la semana a sus padres aunque de sobra sabía que estaban en contacto con su mujer a diario, ya que los domingos comían en casa su nuera y el nieto.

El último minuto siempre se lo dedicaba a Moisés, su pequeño y de momento único hijo. Ya lo tenía medio apalabrado con Irene y en cuanto llegara irían a por la parejita. Hombre, difícil no sería. O no. Nunca se sabe, pero de lo que estaba seguro era que placentero iba a ser un rato, o ratito, y más cuando hacía casi cinco meses que no se veían. Estaba por ver quien de los dos iba a correr más en el momento del encuentro; hay ocasiones en las que se debe de acelerar, otras, sin embargo, hay que ralentizar el paso. Se deben medir los tiempos, lo cual es difícil de hacer. Depende de como se ande, aunque lo ideal es ir acompasados, de esa manera las cosas suelen salir mejor. Al final. Y siempre, como toda en esta vida tan adelantada en medios tecnológicos, caso de fallar, se puede emplear el sistema digital, ampliamente extendido entre las unas, en contraposición del manual, al parecer más antiguo, más remoto, aunque no por ello en desuso y más utilizado entre los otros. Y según las estadísticas, el estar casado acrecienta ambos modelos.

El sábado había hablado con casa, como siempre la denominaba. Un pueblecito de Castilla la Mancha. Siempre se ponía su madre. La pobre mujer lo único que podía atender eran las labores de casa y poco más desde que la artrosis invadió su cuerpo. Su padre, agricultor y ya jubilado, empleaba el día entre la huerta y la casa ayudando a su mujer. Un chatillo de vino en el bar del pueblo antes de comer y luego, lo que más le gustaba, la partidilla de subastao con los agüelillos. Siempre jugaban los mismos desde hacía un par de años que el Matías las espichó. En fin, cosas de la vida. Los domingos, para salir de la rutina se acercaban bien engalonados a la iglesia, más que nada para no ser reprendidos por Don Marcial, que llevaba veinte años al frente de la pequeña pero coqueta iglesia.

Gente noble, gente honrada, gente honesta, gente humilde, gente con principios, gente mayor ya. Le habían dado estudios hasta donde pudieron y eso en un hijo, es de agradecer. Siempre se debe de estar en deuda con los padres, excepto quienes no han llegado a conocerlos o, al menos, dudan de quién pueda ser la paternidad, dícese de las jineteros y acólitos y, por supuesto, acólitas del Rh negativo. éllos son los y las que de sobra saben de eso. Al menos cuatro años tendrán para buscarlos.

En breve estaría con los suyos ya que al día siguiente lunes regresaba a casa. Ya estaba un poco harto de tantos viajes y de pasar largas temporadas fuera de casa, pero que le vamos a hacer, el trabajo es el trabajo y visto lo visto a día de hoy, que no falte, aunque por otra parte cuando a ellos les falte, como poco…guerra civil.

No sabía si afeitarse y ducharse por la noche para no andar agobiado o a la mañana hacerlo según se levantara. Decidió dejarlo para la noche una vez realizada la cena y ver un ratito los resúmenes de los partidos de la liga, y seguro que tendría agua caliente en los baños-aseos, amén del madrugón, las prisas y los colegas de profesión. Al haber tenido trabajo matutino, cenó en el primer turno y se dispuso a tomar una cerveza en la cantina habilitada e improvisada a tal efecto. Ya tenía casi todo recogido, se afeitó y duchó y en soledad se comió el yogourt que había guardado de la cena. Echó el último ducados, barato del día, bastante barato, y se acostó en la litera al lado de otras dos. Tocaban diana a las 5 de la madrugada y el viaje era largo, muy largo en tiempo y más en kilómetros. Había tenido un mal presagio y así se lo comunicó a su mujer cuando habló por teléfono con ella, sin embargo nada dijo a su madre para no aumentar la preocupación. Ahora tocaba descansar y esperar que no se cumpliera. Se quedó dormido pensando en Moisés. Al despertarse y verlo apalancado, aparcado y solitario, sus temores se acrecentaron y no podía ser para menos. Miró el aparato y no lo vio nada bien, hizo un pis sin dejar de mirar el aparato. Menudo aparato el aparato y con él tendría que conformarse. Donde estaba de nada sirven las quejas. Y si no que nos lo digan a nosotros.

.- Mi Teniente Coronel con tu permiso me llego yo y que me acompañe el de laboratorio.
.- Como quieras.

Los ojos de esa madre transmitían una tristeza enorme, su mirada estaba perdida y aparentemente las actividades cotidianas las llevaba a cabo como una autómata, ello saltaba a la vista nada más verla. Ya habían sido avisados por teléfono del motivo de la visita, y allí estaban esperando a la entrada de la casa. Invitaron a pasar al interior a los visitantes y todos se llegaron al salón de la casa con todas las comodidades acumuladas tras años de sacrificio. Lo más llamativo eran las fotos existentes en toda la estancia. Fotos del hijo, desde su nacimiento, niñez, juventud y como no, la de la boda. Un café de puchero con un chorro de leche recién ordeñada acompañado de unas galletas de chocolate hechas por sus anquilosadas manos, hicieron las veces de anfitrión. Estuvo charlando de su hijo durante un buen rato con su voz dulce, cálida, tranquila y sosegada. No había odio en sus palabras, tampoco rencor, quizá un ligero resquemor de no haber podido hacer nada por evitar la tragedia. En la lejanía, las desgracias aumentan por inesperadas y sorpresivas.

.- Sucedió lo que más me temía y como madre no tengo palabras para expresarlo. Tengo en mi vieja mente tus primeros pasos, tu primera vocecita, tu primer diente, tus palabras, tus sonrisas, tus gestos, tus sonidos, tus ademanes y tus andares. Me robaron tu cuerpo pero no las imágines. Antes de nacer ya te notaba en mi vientre, ya te sentía y ya te cantaba Ahí he hallado el triunfo tras la derrota, a esas imágenes me aferro, a estas fotos me afianzo, no tengo más y todo ello es mucho en mi pequeño mundo de nada. Eso de momento no han podido hacer que me desprenda de ello, todavía. Menos mal que queda mi pequeño Moisés.

Hablaba en primera persona como si el hijo estuviera presente. Las facciones de su cara acompasaban a los sentimientos profundos expresados hacia una persona ajena al drama de esa mujer, haciéndome cómplice de sus palabras, de sus reflexiones y de sus pensamientos. Siempre he tenido esa pequeña virtud. Saber escuchar y que se me permitiera entrar en su zona personal íntima cuando las circunstancias lo han requerido y ello me lo demostró cuando sus manos se unieron a las mías.

La mujer tenía los ojos cerrados para que las imágenes llegaran con más nitidez a su mente y mientras, puso las dos manos en el delantal a la altura de su cintura. El marido a su lado iba asintiendo con la cabeza cada a palabra y las arrugas de su cara se acrecentaban por momentos; cada palabra, cada gesto de la madre, eran una puya lacerante que penetraba por el estómago cual daga morisca blandida al viento. Y no era para menos.

Sus manucas apretaron las mías y prosiguió. Lo más prudente dadas las circunstancias era guardar silencio, y dejar que esa mujer diera rienda suelta a sus emociones. El contacto de las manos me transmitió tranquilidad y sosiego y sobremanera un gran respeto hacia ella. Prosiguió. Y el resto en silencio.

.- Gobernantes sin escrúpulos, gobernantes ávidos de poder, gobernantes potenciando a los mismos, a los únicos que son oídos y a los únicos que tienen poder de decisión, dejando a los demás mudos, sordos y ciegos. Gobernantes que no dudan en aplicar las leyes en toda su crudeza, las creadas por ellos para beneficio propio disfrazadas de legalidad a conveniencia, con toda la fuerza posible para acallar voces; voces silenciadas de antemano y, aún habiendo sido escuchadas, para nada son tenidas en cuenta, esas mismas voces para nada son tenidas en consideración..

.- Dirigentes curtidos en mil batallas. Batallas dialécticas, batallas de salón, batallas de despacho, repletos sus pechos de medallas y condecoraciones obtenidas sin disparar un solo proyectil ganadas en salones, despachos y convenciones, dirigentes que al unísono acallan el menor atisbo de libertad, el mínimo resquicio de democracia interna, aplicando sistemáticamente el rodillo de las normas y códigos, de las órdenes y de los escritos, escritos o no, ante cualquiera que ose levantar la cabeza, apoyándose si ello fuese necesario en trasnochados y obsoletos tribunales. Para llegar a éstos, no son ellos quienes hacen la tarta, sólo ponen la guinda, otros son los encargados de transmitir la fuerza del empuje de la cadena. Éstos, los trasmisores, se han dado cuenta que para ello, en el total global, únicamente quedan las migajas y ahora comenzarán a reaccionar y unirse. El miedo les hace partícipes del empuje de la cadena siempre en la misma dirección, ahora al parecer hay piernas que ya no quieren pedalear en la misma dirección.

.- Valores como la lealtad, sacrificio, honor, abnegación, disciplina, sufrimiento; dolor, las palabras y frases darlo todo por los demás, el todo por la patria que adorna las fachadas de las entradas son como caramelos que se derriten en sus sempiternas bocas. Bocas bien alimentadas, bocas saciadas en lo social, en lo económico y en lo culinario. Bocas escupiendo mentira tras mentira, con sonrisa irónica y burlona. Risas compartidas antes cámaras de televisión y micrófonos de radio, para repetir por enésima vez lo dicho meses o años antes y siempre con el mismo resultado. La mentira por bandera.

.- Millones y millones de euros despilfarrados en campañas estériles, inútiles subvenciones otorgadas en estudios sin utilidad alguna. Millones de euros tirados a la basura en embajadas en el extranjero, con su amplia comitiva y pago de alquileres de edificios. Millones de euros destinados a mantener un cine de directores nulos, acabados, pero que saben arrimarse al buen árbol que les cobija. Millones entregados en ONGs que la mayoría de las veces se quedan en los despachos, sin que sus destinatarios vean ni un mísero céntimo. Millones utilizados en ampliación de despachos pantagruélicos con una duración en el tiempo más que sospechosa.

En el reloj de la iglesia sonaron las doce. Doce campanadas, una tras otra. El tiempo justo que permaneció en silencio sin dejar de tocarme las manos. En ese momento recordé las campanadas de la canción “ Cry to heaven “ de Elton John. Quedaron en mi mente la canción, las palabras de esa pobre mujer y las campanadas. Los cuatro las escuchamos en silencio sepulcral en memoria de su hijo. Y del resto. Estuvo hablando un rato más. Ahora sobre los políticos, pero sería demasiado largo explicar lo que me contó al respecto. El hombre del laboratorio se lavó las manos a conciencia. De los tubos extrajo sendos hisopos y a continuación tomó muestras de saliva al matrimonio. Nuestra labor allí acababa.

El padre se despidió cortés pero distante. Como si nosotros fuéramos representantes de la institución que no supo preservar la vida de su hijo. Ella por el contrario, con lágrimas en los ojos se fundió en un abrazo conmigo y la pena es que biológicamente no podemos tener dos madres. Antes de montar en el coche nos regaló una canastilla con huevos que tras tanta insistencia, no pudimos rechazar. No me gustan los huevos, no los necesito al igual que la cebolla, y no sabía que utilidad le iba a dar a los mismos; bien podía enviarlos al congreso de los diputados, aunque por otra parte, muchos comensales allí y pocos huevos.

Regresamos a la unidad, no sin antes poner como música de fondo a Celine Dion y Lara Fabián en “Calling you”. Inconmensurables ambas cantando la pieza casi, casi al unísono y ahí radica la fuerza de ambas. Juntas pero no revueltas. Cada una con su estilo.

Mientras, como todos los días, lentamente se llegó al cementerio del pueblo a rezar a la memoria de su hijo. Aunque su hijo, como otros 29 militares, sea rezado por otra madre distinta a quien lo parió. Abismal la diferencia entre un Yacovlev-42, un Falcon 900 y un helicóptero de los nuestros.

Y abismal la diferencia entre sus pasajeros y por supuesto abismal la utilización que a los mismos se da.

Responsabilidades políticas hasta la fecha, ninguna.

Y aquí dentro, militares tampoco.

manpasju
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Re: A VISTA DE PÁJARO.

Mensaje por manpasju »

lo sigo diciendo tu tienes poco trabajo, jejejej
¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!

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depeche
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Re: A VISTA DE PÁJARO.

Mensaje por depeche »

jero es un moustruo..................un portento de la ironia y la narrativa.

gracias jero por escribir..............no decaigas nunca compañero.

un saludo.
"Rebelarse es el más sagrado de los derechos y el deber más indispensable." Marquis de La Fayette.



"EL unico simbolo de superioridad que conozco, es la bondad"

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