SEGUID HAMBRIENTOS, SEGUID ALOCADOS

De todo un poco

Moderador: Administrador

Avatar de Usuario
perico_ jimenez
Comandante
Comandante
Mensajes: 699
Registrado: 20 Jun 2008, 23:43
Ubicación: Resulta que sigo desubicado

SEGUID HAMBRIENTOS, SEGUID ALOCADOS

Mensaje por perico_ jimenez »

Gracias.

Tengo el honor de estar hoy aquí de nuevo con vosotros (os escribo con mi nick histórico-ya sé que sabéis quién soy), a sabiendas de que muchos me comentan que últimamente me ven como un “cadáver andante” y quizás sea cierto que transmita esa sensación últimamente, lo cual, unido a mi única aspiración de llegar a Coronel me muestran un perfil patético cuando me miro al espejo por las mañanas.
También es cierto que estoy utilizando uno de los mejores discursos de la historia para transmitiros lo que os quiero decir y que, aunque no me quiero apropiar las palabras de nadie, no puedo resistir la tentación. La verdad sea dicha, yo me licencié (gradué se dice ahora).
A decir verdad, esto es lo más cerca que jamás he estado de una paranoia universitaria, pero ya va siendo hora de ser un esquizofrénico de verdad y que los que me llaman “individuo esquizoide” tengan verdadero motivo de llamármelo.
Hoy os quiero contar tres historias de mi vida. Nada especial. Sólo tres historias.
La primera historia versa sobre "conectar los puntos".
Ingresé en la Escala Facultativa Superior hace ya unos seis años, vagué por la Universidad de Aranjuez unos tres meses, pero me sacaron de allí por otros 6 meses, más o menos (quizás porque era ya mayor).. ¿Por qué no lo dejé entonces?
Comenzó antes de que yo ingresara.
Mi madre biológica era una estudiante joven y soltera, y decidió darme en adopción. Ella tenía muy claro que quienes me adoptaran tendrían que ser titulados universitarios, de modo que todo se preparó para que fuese adoptado al nacer por un abogado y su mujer.
Solo que cuando yo nací decidieron en el último momento que lo que de verdad querían era una niña.
Así que mis padres, que estaban en lista de espera, recibieron una llamada a medianoche preguntando:
“Tenemos un niño no esperado; ¿lo queréis?”
“Por supuesto”, dijeron ellos.
Mi madre biológica se enteró de que mi madre no tenía titulación universitaria, y que mi padre ni siquiera había terminado el bachillerato, así que se negó a firmar los documentos de adopción. En su momento me dio miedo, pero en retrospectiva fue una de las mejores decisiones que nunca haya tomado.
En el momento en que lo dejé, ya no fui más a las clases obligatorias que no me interesaban y comencé a meterme en las que parecían interesantes (tampoco me quedaba otra, claro). No era idílico. No tenía taquilla para cambiarme, tampoco disponía de luz natural en mi puesto de trabajo, mis compañeros de otra escala me miraban mal en el café de oficiales, como un intruso y luego les encantó no dejarme ir, ignorarme y hacerme sentir un bicho raro.
Me encantaba.
Y muchas cosas con las que me fui topando al seguir mi curiosidad e intuición resultaron no tener precio más adelante.
Os daré un ejemplo.
Aprendí cosas sobre el honor, la lealtad, el sacrificio, la paciencia y tipografías sans serif, sobre los espacios variables entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía.
Lo diré otra vez: no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea.
Esta forma de actuar nunca me ha dejado tirado, y ha marcado la diferencia en mi vida.
Mi segunda historia es sobre el amor y la pérdida.
Tuve suerte — supe pronto en mi vida qué era lo que más deseaba hacer. Hacía justo un año que habíamos lanzado nuestra mejor creación — la integración de escalas — un año antes, y hacía poco que había cumplido los 39.
Y surgió el silencio.
¿Cómo te pueden dar el silencio por respuesta en la empresa que tú has contribuido a mejorar, como los demás, aportando día a día tu granito de arena?
Bueno, mientras el silencio crecía confiamos en alguien que yo creía muy capacitado para llevar la empresa, y durante el primer año, más o menos, las cosas fueron bien. Pero luego nuestra perspectiva del futuro comenzó a ser distinta y finalmente nos apartamos completamente. Cuando eso pasó, nuestra Junta Directiva se alejó bastante.
Así que a los 39 estaba fuera. Y de forma muy notoria.
Lo que había sido el centro de toda mi vida adulta desde hace tres años se había ido y fue devastador.
Realmente no supe qué hacer durante algunos meses. Sentía que había dado de lado a generaciones de emprendedores oficiales, que había soltado el testigo en el momento en que me lo pasaban. Me reuní con unos y otros, e intenté disculparme por haber fastidiado tanto. Fue un fracaso muy notorio, e incluso pensé en huir.
Pero algo comenzó a abrirse paso en mí — aún amaba lo que hacía. El resultado de los acontecimientos en nuestra empresa querida no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí comenzar de nuevo.
No lo vi así entonces, pero resultó ser que el que me ofrecieran SILENCIO fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado.
Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida. Durante los siguientes meses, contribuí a crear una asociación más fuerte, llamada UO, mejorar relaciones con otra muy fuerte también, llamada AUGC, y me enamoré de nuevo de una mujer asombrosa que, a pesar de todo, sigue siendo mi esposa.
UO llegó a crear el primer portal de Teleformación para el acceso a la Guardia Civil, realizó convenios con prestigiosas marcas y Universidades de ámbito nacional y animado por el ordenador, UO es la única que ha conseguido que te paguen mucho dinero si te pones malito Y mi mujer y yo tenemos una maravillosa familia.
Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran dado la callada por respuesta. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me mantiene en marcha es mi amor por lo que hago, para dos empresas además (y es que a veces no doy abasto, pero me gusta). Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para vuestros amantes.
El trabajo va a llenar gran parte de vuestra vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideréis un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que hagáis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando.
No os conforméis.
Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabréis cuando lo hayáis encontrado. Y como en todas las relaciones geniales, las cosas mejoran y mejoran según pasan los años. Así que seguid buscando hasta que lo encontréis. Yo ya lo encontré hace tiempo: Integración YA!!!.
No os conforméis.
Mi tercera historia es sobre la muerte.
Cuando tenía 36 años, leí el discurso en el que me baso para dirigirme a vosotros…en una cita decía algo como: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 3 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Y si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.
Recordar que una vez pude morir (en serio) es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante.
Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón.
Hace casi un año me dijeron que los facultativos se integraban, que todos los oficiales se integraban.
Hubo una reunión en Junio de 2009 y los que mandan mucho me dijeron que era prácticamente seguro, como un tipo de cáncer incurable y que mi esperanza de integración sería de tres a seis meses. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós a la desesperanza.
Viví todo un verano con ese diagnóstico. Y luego llegó el silencio.
Me acostumbré, y ahora estoy bien. Esto es lo más cerca que he estado de la integración, y espero que NO sea lo más cerca que esté de ella durante algunas décadas más. Habiendo vivido esto, ahora os puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil, pero puramente intelectual:
Nadie quiere morir en silencio, extinguirse en silencio.
Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la Muerte es posiblemente el mejor invento de la Vida. Es el agente de cambio de la Vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo. La integración es el FUTURO, podemos compartir un destino más que la muerte.
Ahora mismo lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, os iréis convirtiendo en lo viejo, y seréis apartados. Siento ser tan dramático, pero es bastante cierto. Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro.
No os dejéis atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros.
No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior.
Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición.
De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser.
Todo lo demás es secundario.
Había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog [Catálogo de toda la Tierra], una de las biblias de mi generación. La creó un tipo llamado Stewart Brand no lejos de aquí, en Menlo Park y la trajo a la vida con su toque poético. Eran los últimos años 60, antes de los ordenadores personales y la autoedición, así que se hacía con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era como Google con tapas de cartulina, 35 años de que llegara Google, era idealista, y rebosaba de herramientas claras y grandes conceptos. Stewart y su equipo sacaron varios números del The Whole Earth Catalog, y cuando llegó su momento, sacaron un último número.
En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera por el campo a primera hora de la mañana, la clase de carretera en la que podrías encontrarte haciendo autoestop si sois aventureros. Bajo ella estaban las palabras:
“Sigue hambriento. Sigue alocado”.
Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado.
Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, mientras dura el silencio oficial para comenzar de nuevo, os deseo eso a vosotros.
Seguid hambrientos. Seguid alocados.
Muchísimas gracias a todos.

Responder