COMO ESTA EL PATIO
Publicado: 01 Dic 2006, 09:44
► Los hechos sucedieron cuando el acusado asumió el mando accidental del cuartel de La Carolina. ► La acusación particular reclama tres años y medio de cárcel y el fiscal pide la absolución.
Es poco frecuente ver a un guardia civil sentando en el banquillo de los acusados. Sin embargo, ocurrirá el próximo jueves, cuando A.Z.A. sea juzgado como autor de un delito de descubrimiento y revelación de secreto. Se enfrenta a una petición de tres años y medio de cárcel por, supuestamente, abrir una carta a su superior.
Los hechos se remontan al pasado año, cuando el acusado, que está destinado como teniente en La Carolina, asumió el mando accidental del cuartel, ya que su jefe inmediato, el capitán de la compañía, había tenido que tomar un permiso urgente. A. Z. A. se personó entonces en las dependencias del Instituto Armado de La Carolina y dijo a un guardia que estaba en las oficinas que iba a supervisar la correspondencia.
Fue, en ese momento, cuando abrió una carta que iba destinada a su superior. El correo procedía de una sociedad de caza y servia para invitar al jefe del cuartel a una montería. Según relata el escrito de la acusación particular, ejercida por el destinatario de la carta el acusado "difundió su contenido" con el agente que estaba de servido en las oficinas. Según el denunciante, A. Z. A. dejó de nuevo la correspondencia en la carpeta en la que se guardaba el correo y se marchó.
La acusación particular considera que estos hechos son constitutivos de un delito de descubrimiento y revelación de secreto. Por ello, pide tres años y medio de cárcel para el segundo jefe del cuartel de La Carolina Además de la pena de prisión, también solicita el pago de una multa de 3.600 euros y de una indemnización de 3.000 euros en concepto de responsabilidad civil.
Ese es el punto de vista de la acusación particular. No obstante, el Ministerio Público no considera que en la acción del guardia civil exista indicio alguno de la comisión de un delito. Por ello, solicita la libre absolución del acusado. Una petición a la que, lógicamente, también se adhiere la defensa de A. Z. A.
Será el titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Jaén, José Antonio Lucini, el que tenga que decidir si hay algún delito en la acción del acusado. Al juicio, que se celebrará el próximo jueves, están citados varios testigos.
●«Dos gallos en el mismo corral», resumió ayer un guardia civil, escribiente en la plana mayor de la Tercera Compañía de La Carolina del Instituto Armado.
Al lado -en el Penal 1 de Jaén- tenía a su teniente, Antonio Z.A., sentado en el banquillo de los acusados. Y en la sala estaba su capitán y comandante de la Compañía, Julio V.C., que había denunciado al teniente por abrirle una carta en la que lo invitaban a una montería y por difundirlo entre sus subordinados. Según el Fiscal, el juicio celebrado ayer fue un episodio más de un conflicto entre ambos «que se había intentado resolver con pena de banquillo». Aunque, pendiente de la sentencia, queda mucho más en juego: el capitán pedía para su segundo una pena de tres años y medio de cárcel por un delito de descubrimiento y revelación de secreto. Y además, como dijo el teniente acusado citando el artículo 1º del reglamento de la Guardia Civil, está el honor, «que una vez que se ha perdido ya no se puede recuperar».
¿Abrió el teniente una carta dirigida personal e intransferiblemente al capitán? El nombre del responsable de la Compañía figuraba, debajo de su rango y su cargo, en el sobre, y según un testigo el teniente sabía que era para el capitán. Pero el teniente ejercía esos días de jefe accidental de la Compañía por un permiso urgente de su superior (operaban a un familiar), y la carta estaba en la carpeta dónde se meten los documentos oficiales que debe despachar el comandante del puesto.
«Se manda una invitación al titular de la jefatura. No se invita al señor tal por ser el señor tal, sino por ser el comandante. Cuando una persona está de jefe accidental abre la correspondencia que le llega al jefe esté a su nombre o no. Si yo soy jefe accidental no dejo de abrir ninguna carta por la cuenta que me trae», dijo el Fiscal en su alegato, recibido por el magistrado con cabezazos de asentimiento en cada punto. El juez calificó de «brillantísimo y demoledor» este alegato en el que se pedía la libre absolución del teniente acusado. «El juicio no se sostiene», había dicho el Ministerio Público en su alocución.
→Enemistad
El capitán negó en su declaración que tuviese contra su segundo enemistad personal. «Solamente profesional». Aunque, a través de su letrado, acusa al teniente de abrir la carta en busca de algo que pudiera perjudicarle, de haber pasado recursos y quejas contra él a la superioridad e incluso de recoger firmas entre los guardias o fomentar que los agentes se den de baja psicológica.
El acusado relató que acababan de salir de otro procedimiento interno en el que el capitán había intentado, sin lograrlo, imputarle una falta grave, y salieron a colación más roces entre ambos.
● Alta tensión.
→ Entre denunciante y denunciado: Los dos oficiales de la Guardia Civil, primero y segundo de la Compañía, evitaron cruzar sus miradas, pese a que estuvieron más de una hora sentados a menos de medio metro.
→ Entre la acusación y el magistrado: Tras varios avisos de que el interrogatorio de la acusación a un testigo incluía preguntas impertinentes, el magistrado Luccini Nicás interrumpió al letrado con un gran golpe en la mesa y a voces.
http://www.ideal.es
Diario JAÉN.
FUENTE EL FARO VERDE.
Es poco frecuente ver a un guardia civil sentando en el banquillo de los acusados. Sin embargo, ocurrirá el próximo jueves, cuando A.Z.A. sea juzgado como autor de un delito de descubrimiento y revelación de secreto. Se enfrenta a una petición de tres años y medio de cárcel por, supuestamente, abrir una carta a su superior.
Los hechos se remontan al pasado año, cuando el acusado, que está destinado como teniente en La Carolina, asumió el mando accidental del cuartel, ya que su jefe inmediato, el capitán de la compañía, había tenido que tomar un permiso urgente. A. Z. A. se personó entonces en las dependencias del Instituto Armado de La Carolina y dijo a un guardia que estaba en las oficinas que iba a supervisar la correspondencia.
Fue, en ese momento, cuando abrió una carta que iba destinada a su superior. El correo procedía de una sociedad de caza y servia para invitar al jefe del cuartel a una montería. Según relata el escrito de la acusación particular, ejercida por el destinatario de la carta el acusado "difundió su contenido" con el agente que estaba de servido en las oficinas. Según el denunciante, A. Z. A. dejó de nuevo la correspondencia en la carpeta en la que se guardaba el correo y se marchó.
La acusación particular considera que estos hechos son constitutivos de un delito de descubrimiento y revelación de secreto. Por ello, pide tres años y medio de cárcel para el segundo jefe del cuartel de La Carolina Además de la pena de prisión, también solicita el pago de una multa de 3.600 euros y de una indemnización de 3.000 euros en concepto de responsabilidad civil.
Ese es el punto de vista de la acusación particular. No obstante, el Ministerio Público no considera que en la acción del guardia civil exista indicio alguno de la comisión de un delito. Por ello, solicita la libre absolución del acusado. Una petición a la que, lógicamente, también se adhiere la defensa de A. Z. A.
Será el titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Jaén, José Antonio Lucini, el que tenga que decidir si hay algún delito en la acción del acusado. Al juicio, que se celebrará el próximo jueves, están citados varios testigos.
●«Dos gallos en el mismo corral», resumió ayer un guardia civil, escribiente en la plana mayor de la Tercera Compañía de La Carolina del Instituto Armado.
Al lado -en el Penal 1 de Jaén- tenía a su teniente, Antonio Z.A., sentado en el banquillo de los acusados. Y en la sala estaba su capitán y comandante de la Compañía, Julio V.C., que había denunciado al teniente por abrirle una carta en la que lo invitaban a una montería y por difundirlo entre sus subordinados. Según el Fiscal, el juicio celebrado ayer fue un episodio más de un conflicto entre ambos «que se había intentado resolver con pena de banquillo». Aunque, pendiente de la sentencia, queda mucho más en juego: el capitán pedía para su segundo una pena de tres años y medio de cárcel por un delito de descubrimiento y revelación de secreto. Y además, como dijo el teniente acusado citando el artículo 1º del reglamento de la Guardia Civil, está el honor, «que una vez que se ha perdido ya no se puede recuperar».
¿Abrió el teniente una carta dirigida personal e intransferiblemente al capitán? El nombre del responsable de la Compañía figuraba, debajo de su rango y su cargo, en el sobre, y según un testigo el teniente sabía que era para el capitán. Pero el teniente ejercía esos días de jefe accidental de la Compañía por un permiso urgente de su superior (operaban a un familiar), y la carta estaba en la carpeta dónde se meten los documentos oficiales que debe despachar el comandante del puesto.
«Se manda una invitación al titular de la jefatura. No se invita al señor tal por ser el señor tal, sino por ser el comandante. Cuando una persona está de jefe accidental abre la correspondencia que le llega al jefe esté a su nombre o no. Si yo soy jefe accidental no dejo de abrir ninguna carta por la cuenta que me trae», dijo el Fiscal en su alegato, recibido por el magistrado con cabezazos de asentimiento en cada punto. El juez calificó de «brillantísimo y demoledor» este alegato en el que se pedía la libre absolución del teniente acusado. «El juicio no se sostiene», había dicho el Ministerio Público en su alocución.
→Enemistad
El capitán negó en su declaración que tuviese contra su segundo enemistad personal. «Solamente profesional». Aunque, a través de su letrado, acusa al teniente de abrir la carta en busca de algo que pudiera perjudicarle, de haber pasado recursos y quejas contra él a la superioridad e incluso de recoger firmas entre los guardias o fomentar que los agentes se den de baja psicológica.
El acusado relató que acababan de salir de otro procedimiento interno en el que el capitán había intentado, sin lograrlo, imputarle una falta grave, y salieron a colación más roces entre ambos.
● Alta tensión.
→ Entre denunciante y denunciado: Los dos oficiales de la Guardia Civil, primero y segundo de la Compañía, evitaron cruzar sus miradas, pese a que estuvieron más de una hora sentados a menos de medio metro.
→ Entre la acusación y el magistrado: Tras varios avisos de que el interrogatorio de la acusación a un testigo incluía preguntas impertinentes, el magistrado Luccini Nicás interrumpió al letrado con un gran golpe en la mesa y a voces.
http://www.ideal.es
Diario JAÉN.
FUENTE EL FARO VERDE.