Publicado: 22 Ene 2007, 18:21
opinion de una civil........por cierto....a la cual servimos.
SOY CIVIL Y TAMBIEN ESTUVE EN LA MANIFESTACIÓN
La mañana no comenzaba bien para mí. De camino a Madrid me di un talegazo en la calle que creí haberme partido en dos. Llegué a Atocha y el andén del metro estaba atestado de usuarios porque la unidad que tenía que salir se había averiado. La demora no fue larga, pero lo suficiente como para que el siguiente tren lo llenásemos peligrosamente por falta de espacio. Mi baja estatura no me permitía sujetarme a agarrador alguno, pero lo cierto es que tampoco lo necesitaba por ir emparedada entre varios jóvenes Guardia Civiles, de uniforme, que eran unos tiarrácos de impresión. ¡Lo que es caerme, no me caigo! Me dije, mientras valoraba el dolor de mi rodilla que comenzaba a aflorar.
El tren tuneleaba al compás del ánimo que dentro del mismo se desarrollaba. Voces: joviales, atrevidas, nerviosas y festivas eran un todo que no dejaba indiferente al usuario de a pié, que se preguntaba (estoy segura de ello) ¿Qué leñe pasará para que halla tanto Guardia Civil en el metro?. Llegamos a Sol y el desembarco fue total.
Inicié c/ Esparteros y enseguida llegué a Pza.Mayor. La fiesta estaba servida y el ánimo de la gente era contagioso. Me fijé que un grupo de agentes de orden de Policía Municipal guiñaban el ojo a otro de Guardia Civiles que se iban ajustando el “trico” entre bromas. Todo ello me recordaba (salvando distancias), mis ilusionados años como delegada sindical; de clase, en los que la noble camaradería, las ilusiones, tu afán de lucha por una clase trabajadora reconocida, el sentirme fuerte entre l@s compañer@s me llenaban el pecho de una descarada e irreprimible alegría. La misma que identificaba en cada rostro, grito o gesto, en esos momentos, junto a la tribuna de representantes y oradores del acto.
Fundida entre la masa verde y tocados acharolados, y empapada de una camaradería que no era la mía, nerviosa encendí un cigarrillo a la espera de que el acto comenzase. Me preguntaba ¿si era lícita mi presencia allí? Ya que, ni pertenecía al cuerpo ni era familiar de éste, y mi tendencia Republicana ha sido de toda la vida. Busqué entre mis “tripas” ¿si con mi presencia traicionaba a algo o alguien?. No, no estaba traicionando a nadie, ni a mí misma, porque allí me había llevado mi natural curiosidad por comprender hechos que jamás hubiese imaginado décadas atrás, y éste; por histórico, era uno de ellos: Ver manifestarse a la Guardia Civil, reclamando al Gobierno el cumplimiento de mejoras sociales, civiles, profesionales, económicas, y otras que ahora se me escapan por no estar metida en el tema. Y me encontré que, como española y ciudadana libre que soy, tenía todo el derecho del mundo a estar allí sin ningún cuestionamiento moral o ideológico.
Y escuché, y asentí, y me impregné de emoción al oír que La Guardia Civil quiere ¡Eso! Ser civil al servicio de la ciudadanía y desvincularla de la militarización. Me ví ¡Joé! (no me lo podía creer), aplaudiendo con todo mi corazón, con toda mi alma puesta en la tribuna de oradores, sintiéndome COMPAÑERA de los allí presentes; aunque un día las cosas tornen y nos encontremos enfrentados por intereses trasnochados y de terceros. Sí, y no me da pudor en decirlo: Hubiese querido yo ser la autora de las palabras de Fidalgo:
Como sindicalistas:
Nunca estaremos frente a vosotros
Ni tampoco detrás
Porque estaremos juntos.
Una cosa más, porque me gustó y porque de haber sido yo la madre de ese Guardia Civil, me lo habría comido a besos.
Yo estaba situada junto a la tribuna. Tras de mí había un joven del Cuerpo, se sostenía entre dos muletas. Era evidente que su lesión y el permanecer de pié le estaban mortificando de dolor. Expresé mi deseo de facilitarle una silla, a lo que él rehusó alegando “señora, a gala tiene La Guardia Civil el afán de sacrificio” Lo dicho: de haber sido mi hijo me lo habría comido a besos.
Gracias por permitirme participar en vuestro foro
SOY CIVIL Y TAMBIEN ESTUVE EN LA MANIFESTACIÓN
La mañana no comenzaba bien para mí. De camino a Madrid me di un talegazo en la calle que creí haberme partido en dos. Llegué a Atocha y el andén del metro estaba atestado de usuarios porque la unidad que tenía que salir se había averiado. La demora no fue larga, pero lo suficiente como para que el siguiente tren lo llenásemos peligrosamente por falta de espacio. Mi baja estatura no me permitía sujetarme a agarrador alguno, pero lo cierto es que tampoco lo necesitaba por ir emparedada entre varios jóvenes Guardia Civiles, de uniforme, que eran unos tiarrácos de impresión. ¡Lo que es caerme, no me caigo! Me dije, mientras valoraba el dolor de mi rodilla que comenzaba a aflorar.
El tren tuneleaba al compás del ánimo que dentro del mismo se desarrollaba. Voces: joviales, atrevidas, nerviosas y festivas eran un todo que no dejaba indiferente al usuario de a pié, que se preguntaba (estoy segura de ello) ¿Qué leñe pasará para que halla tanto Guardia Civil en el metro?. Llegamos a Sol y el desembarco fue total.
Inicié c/ Esparteros y enseguida llegué a Pza.Mayor. La fiesta estaba servida y el ánimo de la gente era contagioso. Me fijé que un grupo de agentes de orden de Policía Municipal guiñaban el ojo a otro de Guardia Civiles que se iban ajustando el “trico” entre bromas. Todo ello me recordaba (salvando distancias), mis ilusionados años como delegada sindical; de clase, en los que la noble camaradería, las ilusiones, tu afán de lucha por una clase trabajadora reconocida, el sentirme fuerte entre l@s compañer@s me llenaban el pecho de una descarada e irreprimible alegría. La misma que identificaba en cada rostro, grito o gesto, en esos momentos, junto a la tribuna de representantes y oradores del acto.
Fundida entre la masa verde y tocados acharolados, y empapada de una camaradería que no era la mía, nerviosa encendí un cigarrillo a la espera de que el acto comenzase. Me preguntaba ¿si era lícita mi presencia allí? Ya que, ni pertenecía al cuerpo ni era familiar de éste, y mi tendencia Republicana ha sido de toda la vida. Busqué entre mis “tripas” ¿si con mi presencia traicionaba a algo o alguien?. No, no estaba traicionando a nadie, ni a mí misma, porque allí me había llevado mi natural curiosidad por comprender hechos que jamás hubiese imaginado décadas atrás, y éste; por histórico, era uno de ellos: Ver manifestarse a la Guardia Civil, reclamando al Gobierno el cumplimiento de mejoras sociales, civiles, profesionales, económicas, y otras que ahora se me escapan por no estar metida en el tema. Y me encontré que, como española y ciudadana libre que soy, tenía todo el derecho del mundo a estar allí sin ningún cuestionamiento moral o ideológico.
Y escuché, y asentí, y me impregné de emoción al oír que La Guardia Civil quiere ¡Eso! Ser civil al servicio de la ciudadanía y desvincularla de la militarización. Me ví ¡Joé! (no me lo podía creer), aplaudiendo con todo mi corazón, con toda mi alma puesta en la tribuna de oradores, sintiéndome COMPAÑERA de los allí presentes; aunque un día las cosas tornen y nos encontremos enfrentados por intereses trasnochados y de terceros. Sí, y no me da pudor en decirlo: Hubiese querido yo ser la autora de las palabras de Fidalgo:
Como sindicalistas:
Nunca estaremos frente a vosotros
Ni tampoco detrás
Porque estaremos juntos.
Una cosa más, porque me gustó y porque de haber sido yo la madre de ese Guardia Civil, me lo habría comido a besos.
Yo estaba situada junto a la tribuna. Tras de mí había un joven del Cuerpo, se sostenía entre dos muletas. Era evidente que su lesión y el permanecer de pié le estaban mortificando de dolor. Expresé mi deseo de facilitarle una silla, a lo que él rehusó alegando “señora, a gala tiene La Guardia Civil el afán de sacrificio” Lo dicho: de haber sido mi hijo me lo habría comido a besos.
Gracias por permitirme participar en vuestro foro