escrito por bes.
Hace bastantes años en una comarca de la costa andaluza, que es mejor guardar su nombre, existe un río cercano a la desembocadura con el Mediterráneo, cuyas riveras en aquel tiempo se la repartían dos puestos de la Guardia Civil y todo lo que ocurría en una rivera, era demarcación de un puesto y lo que sucedía en la otra, del puesto de enfrente.
En aquellos años, el personal de los dos puestos carecían de caimanes curtidos en la instrucción de diligencias y también, no por casualidad, ambos comandantes de puesto, eran cabos tomateros, recien salidos de la academia de cabos y en su vida de guardias, si no había más remedio que vanagloriar que eran ilustrados en su oficio, la máxima cátedra de la que gozaban, era ser expertos en hacer garitas en las penitenciarías, para evitar la evasión de reclusos, pero en el arte de plasmar diligencias con arreglo a la ley Procesal, les parecía que esa función, pertenecía al futuro venidero, o arte para personas dotadas con más galones y carne de puesto. Porque en las mentes de aquellos cabos, cuando hablaban, era que estaban de paso y se largarían de allí, en cuanto pudieran.
Acostumbrados a la vigilancia de la playa, donde finalizaba la caminata en el río para dar la vuelta, la pareja de la rivera derecha, observaron un bulto que flotaba en la orilla de su ribera, y hablando entre ellos, pensaron que podría tratarse de un delfín, marrajo o tintorera muerta, que las corrientes del mar, lo había introducido por el delta del río, y socorridos con un largo palo de eucalipto, menearon aquel bicho o bestia marina, por si en los últimos estertores, pudiera soltar algún mordisco, pero no escucharon agonía alguna, solo sus voces a la vez, cuando acertaron a que fauna pertenecía aquel cadáver:
-¡La madre que parió! ¡Un muerto!
Inconscientemente el guardia Mediavilla, soltó aquel palo como si tuviera la lepra, frotándose las manos para quitar restos de microbios malignos, a la vez que también para quitarse responsabilidades, como un rezo corto y monótono, dio la solución a tamaño problema:
-¡Hay que avisar al cabo! ¡Vamos!
Más tarde se presentaron los tres y el cabo preguntó qué es lo que había que hacer, que él era nuevo y debían de comprenderlo, pero ante las preguntas a los dos neófitos que ninguno alcanzaba el año de veterano en el puesto, escuchó lo que no quería:
-¡No sé! ¿Pregúntale al cabo de enfrente?
El cabo Gil se arrascó la barbilla mientras en cuclillas miraba aquel feo cadáver, que presentaba medio cuerpo carcomido por la fauna abisal y su compañero de promoción del puesto de enfrente, era uno de los últimos del curso y cada vez que había que hacer un papel de pauta, le consultaba a él por teléfono y enfadado dio su respuesta como buscando un culpable:
-¡Si le hago caso al cabo Gutierrez, me veo en un penal, ese no tiene ni puñetera idea!
Los dos guardias murmuraban entre ellos encendiéndose un cigarro y se acercaron al cabo para darle algunas nociones de medicina forense:
-Parece que lleva tiempo en el mar, está muy descompuesto, debe de tratarse de un moro por su pelo rizado, puede que tenga treinta años y…
¡Dejar de decir ....! ¿Lo habéis registrado por si lleva documentación? ¡A que no?
Los guardias se miraron entre ellos y el jefe de pareja contestó, con temor de que el cabo registrara los ropajes del muerto y hallara su pasaporte u otro documento:
-Sí…, pero no lleva nada.
-¿Seguro que no lleva nada?
El guardia le dejó esa labor al cabo.
–Míralo tú también por si no he registrado bien, estos moros nunca llevan documentos…
Así estuvieron dos horas, sin saber lo que tenían que hacer, pero el cabo tuvo una excelente idea, con complicidad de los guardias. Antes de soltar su macabro pensamiento, los llevó por el camino de la responsabilidad, para que accedieran a lo que tenía proyectado.
-Este caso lo tiene que instruir la pareja que lo descubre y yo solamente hacer el radio, pero tengo una idea, no vaya a ser que el capitán os meta un paquete por no haber llamado al juez en su justo tiempo… mejor será trasladarlo a la otra orilla y que se lo coma el cabo de enfrente ¿Os parece bien la idea?
Pasados tres cuartos de hora, en la oscuridad de la noche, como tres zombies salidos de la ultratumba, tras quitar el amarre a una chalupa varada en el río, cruzaban los tres remando como piratas y remolcando en una cuerda el cadáver a la otra orilla.
-Aquí estará mejor que en mi demarcación, por la mañana avisamos al puesto de enfrente que tienen un bulto que parece un cadáver.
-¿No se lo llevará el oleaje? Dijo uno de los guardias cómplices, con temor a que volviera a su rivera y se cumpliera lo que había insuado el cabo con sus responsabilidades… lo tiene que instruir la pareja que lo descubre…
Pero no se apercibieron, que al otro lado, vigilando, estaba la pareja de enfrente y creyendo que los compañeros del puesto inmediato se dedicaban al tráfico de haschis, no se perdieron un segundo, sin mirar el traslado de aquel bulto escondidos entre los cañaverales de la orilla de su rivera, y cuando se alejaron los otros, como galgos nocturnos, se acercaron al bulto, y sorprendidos y asustados de aquel paquete fúnebre, avisaron a su cabo.
Por la mañana el cabo Gil se acercó con los dos guardias cómplices al río, para dar la voz de alerta al puesto de enfrente y lavarse las manos como lo hiciera Pilatos, pero la alegría y moral de los tres, los dejó con las cabezas cabizbajas, cuando de nuevo, con la boca abierta con una sonrisa lúgubre y mirada tétrica, el muerto parecía mirarlos en su propia rivera y reírse de sus frustraciones.
-¡Se lo dije cabo! ¡Deberíamos de haberlo atado en la otra orilla, el oleaje nos lo ha traído otra vez a nuestro lado!
-¿Atarlo? Contestó el cabo con la rabia contenida.
-Lo ven atado y nada más que piensan en asesinatos… tendremos que esperar otra vez que se haga de noche, lo malo que lo vea alguien y avise al cuartel.
Con peligro de que algún pescador pudiera ojearlo y salir en polvorosa hacia el cuartel, le echaron unos arbustos para ocultarlo y cuando retrocedieron camino de la casa-cuartel, el guardia que creía tener la mayor responsabilidad, volvió echándole la última hojarasca, y lo dejó tan oculto, que el agua parecía tierra firme, donde tanto ramaje y follaje, parecía lugar donde los patos ocultan sus nidos.
La siguiente noche, volvieron a sus andadas, pero tampoco se apercibieron que eran espiados y a la mañana siguiente, otra vez parecía que el cadáver no les dejaba hacer de las suyas y como el conocido que nunca se quiere ver, volvió otra vez a su lugar de origen.
Así transcurrió más de una semana donde el cadáver aparecía siempre por la mañana en su zona, hasta que el cabo Gil con sospechas de que cierta corriente marina lo desviaba hacia su orilla, decidió esperar por la noche y ver el movimiento que tenía el cuerpo de aquel difunto, que pudo caer de un barco pesquero, de una chalupa ilegal en el paso del Estrecho, o un simple ahogado que las corrientes marinas se encargaban de su traslado a cualquier cala, playa o rivera cercana al mar.
Y una vez que trasladaron en la barca el cadáver hacia la otra orilla y pasada más de media hora, cuando esperaban el movimiento marino que por azar hacia navegar el muerto, observaron una barca, que remando sigilosamente en las aguas del río y entre la neblina, se acercaba hacia su orilla, donde pudieron comprobar, que el cabo del puesto de enfrente y dos guardias, y también a remolque, dejaban el cadáver en su orilla, para quitarse la responsabilidad de escribir.
Puede que esta historia, alguno sea incrédulo, pero es cierta, y entre los dos puestos, se ayudaron para la instrucción de diligencias y por supuesto, mentando distinto día del hallazgo y lo único que sé, es que aquel norteafricano, había muerto por ahogo unos meses anteriores a su descubrimiento.
Otro día os contaré otra historia nietecitos, y ahora a dormir.
-¡Abuelo cuéntanos una de Tráfico!
-¡zzzzzzzzzzzzzzzzzz!
-Déjalo… se ha dormido.
HISTORIAS DE BES.
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- depeche
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"Rebelarse es el más sagrado de los derechos y el deber más indispensable." Marquis de La Fayette.
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- depeche
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pues con los tuyos........hago lo mismo.......los cuelgo por ahi.........escrito por jeronimojeronimo escribió:Sencillamente, GENIAL.
Este hombre sí que es un monstruo.
Chapeau por Bes.
Y gracias Depeche por colgarlo.

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