CREO QUE UN MILITAR BIEN MANDANDO ES GARANTE DE PAZ
Publicado: 15 Oct 2010, 21:39
Jesús Núñez. Teniente coronel de la Guardia Civil
"Creo que un militar bien mandado es el primer garante de la paz"
Veterano en misiones internacionales a sus 48 años, conversa sobre su experiencia en territorios conflictivos y los efectos de la guerra.
M. Muñoz Fossati | Actualizado 15.10.2010 - 14:42
Jesús Núñez. / José Ramón Ladr
-¿Regresar de Guatemala es como hacerlo desde el infierno?
-Guatemala es uno de los países más bonitos que he conocido, pero desgraciadamente padece una de las mayores tasas de criminalidad del mundo. El año pasado hubo más de 6.500 muertes violentas de las que casi 800 fueron mujeres, que en su mayor parte quedaron sin esclarecer. A pesar de ello uno se enamora de Guatemala y sus gentes, que son las principales víctimas.
-¿Podría decir que su misión ha tenido éxito?
-Tengo la satisfacción del deber cumplido. Y no sólo se han obtenido brillantes éxitos como las detenciones y encarcelamientos de un ex presidente de la República, un ex ministro de Defensa y otras muchas personas más por su implicación en la corrupción y las estructuras clandestinas e ilegales de los aparatos de seguridad, sino lo que es más importante, la Cicig ha devuelto la confianza a la población guatemalteca de que si todos trabajan juntos en esa línea, es posible cambiar las cosas.
-¿En esos países hay que mirar siempre a todos lados?
-A los guardias civiles no nos envían a sitios fáciles ni tranquilos, y nunca se puede estar seguro pues en cualquier momento puedes ser objeto de un atentado. Lo ocurrido hace poco en Afganistán donde dos de nuestros oficiales fueron asesinados por alguien que era supuestamente de confianza, es un trágico pero no único ejemplo de ello. En Iraq ocupé el puesto de otro guardia civil que fue asesinado en una emboscada.
-Su equipaje en algunos casos debe ser muy singular.
-Cuando uno tiene que vivir durante cuatro meses en pleno invierno en una tienda de campaña y dormir en un saco de dormir, como me ocurrió por ejemplo en el Líbano, pocas cosas puede uno meter en su mochila o petate. Otras veces hay más suerte y duermes en una cama, pero siempre el equipaje es ligero.
-Y tendrá que meter el chaleco antibalas.
-Cuando uno trabaja en países como en los que yo he estado es cuando más se valora la suerte que tenemos de vivir en un país como España.
-Habrá comprobado que los supuestos valores universales no lo son tanto.
-A pesar de lo que he visto, sigo creyendo en esos valores universales que dignifican a la Humanidad. En todos los países me he encontrado a mucha gente de la comunidad internacional, que trabaja muy duro y se está jugando la vida por ayudar a los más necesitados y reconstruir un país devastado por la guerra o la corrupción criminal.
-¿Ya se ha forjado una opinión sobre la humanidad?
-Creo que a pesar de una minoría brutal, la humanidad tiene grandes valores. En Guatemala por ejemplo, conocí a unos jóvenes gaditanos que sus vacaciones de verano las empleaban en ayudar a construir una escuela en una de las zonas más pobres y necesitadas.
-¿Cuántas veces se ha sentido frustrado?
-Nunca te sientes frustrado, porque todo el trabajo que se hace siempre es en equipo y sirve para algo, aunque a veces sí te sientes impotente al ver que no está en tus manos remediar la miseria y la injusticia que ves.
-¿Cuánto puede soportar una persona?
-Es increíble lo que llega a soportar una persona, física y psicológicamente, en los momentos duros de verdad, y no lo digo por mí, que siempre he sido un privilegiado en esos países respecto a las personas que ayudábamos. Muchos de los que se quejan en España enmudecerían de ver lo que aguanta y sufre tanta gente por ahí.
-¿Usted siente esa contradicción entre ser militar y luchar por la paz?
-Para mí no hay contradicción alguna. Soy guardia civil desde hace 30 años y soy militar por lo tanto. En Bosnia, Iraq y el Líbano tuve el honor de estar con nuestro Ejército desempeñando funciones especializadas de policía militar y mi experiencia me hace afirmar que un militar, honestamente mandado al amparo de una resolución internacional, es el primer garante de la paz.
-¿Cuál sería un destino tranquilo?
-Comparado con lo que he vivido en los países en los que he estado de misión, cualquier destino en España me parece tranquilo, en cuanto a lo que tu seguridad personal se refiere. (Actualmente, su destino está en la Dirección General de la Policía y Guardia Civil, en Madrid).
Un guardia en lugares difíciles
De padre militar gaditano, Jesús Núñez nació en Palma de Mallorca hace 48 años. Ha estado de misión en Venezuela, Bosnia, Nicaragua, Iraq, Líbano y por último, durante más de un año fue el jefe de un pequeño contingente de guardias civiles y policías españoles así como consejero de seguridad de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), bajo las órdenes directas del fiscal español Carlos Castresana. Es un reconocido historiador de la Milicia española de la primera mitad del siglo XX.
"Creo que un militar bien mandado es el primer garante de la paz"
Veterano en misiones internacionales a sus 48 años, conversa sobre su experiencia en territorios conflictivos y los efectos de la guerra.
M. Muñoz Fossati | Actualizado 15.10.2010 - 14:42
Jesús Núñez. / José Ramón Ladr
-¿Regresar de Guatemala es como hacerlo desde el infierno?
-Guatemala es uno de los países más bonitos que he conocido, pero desgraciadamente padece una de las mayores tasas de criminalidad del mundo. El año pasado hubo más de 6.500 muertes violentas de las que casi 800 fueron mujeres, que en su mayor parte quedaron sin esclarecer. A pesar de ello uno se enamora de Guatemala y sus gentes, que son las principales víctimas.
-¿Podría decir que su misión ha tenido éxito?
-Tengo la satisfacción del deber cumplido. Y no sólo se han obtenido brillantes éxitos como las detenciones y encarcelamientos de un ex presidente de la República, un ex ministro de Defensa y otras muchas personas más por su implicación en la corrupción y las estructuras clandestinas e ilegales de los aparatos de seguridad, sino lo que es más importante, la Cicig ha devuelto la confianza a la población guatemalteca de que si todos trabajan juntos en esa línea, es posible cambiar las cosas.
-¿En esos países hay que mirar siempre a todos lados?
-A los guardias civiles no nos envían a sitios fáciles ni tranquilos, y nunca se puede estar seguro pues en cualquier momento puedes ser objeto de un atentado. Lo ocurrido hace poco en Afganistán donde dos de nuestros oficiales fueron asesinados por alguien que era supuestamente de confianza, es un trágico pero no único ejemplo de ello. En Iraq ocupé el puesto de otro guardia civil que fue asesinado en una emboscada.
-Su equipaje en algunos casos debe ser muy singular.
-Cuando uno tiene que vivir durante cuatro meses en pleno invierno en una tienda de campaña y dormir en un saco de dormir, como me ocurrió por ejemplo en el Líbano, pocas cosas puede uno meter en su mochila o petate. Otras veces hay más suerte y duermes en una cama, pero siempre el equipaje es ligero.
-Y tendrá que meter el chaleco antibalas.
-Cuando uno trabaja en países como en los que yo he estado es cuando más se valora la suerte que tenemos de vivir en un país como España.
-Habrá comprobado que los supuestos valores universales no lo son tanto.
-A pesar de lo que he visto, sigo creyendo en esos valores universales que dignifican a la Humanidad. En todos los países me he encontrado a mucha gente de la comunidad internacional, que trabaja muy duro y se está jugando la vida por ayudar a los más necesitados y reconstruir un país devastado por la guerra o la corrupción criminal.
-¿Ya se ha forjado una opinión sobre la humanidad?
-Creo que a pesar de una minoría brutal, la humanidad tiene grandes valores. En Guatemala por ejemplo, conocí a unos jóvenes gaditanos que sus vacaciones de verano las empleaban en ayudar a construir una escuela en una de las zonas más pobres y necesitadas.
-¿Cuántas veces se ha sentido frustrado?
-Nunca te sientes frustrado, porque todo el trabajo que se hace siempre es en equipo y sirve para algo, aunque a veces sí te sientes impotente al ver que no está en tus manos remediar la miseria y la injusticia que ves.
-¿Cuánto puede soportar una persona?
-Es increíble lo que llega a soportar una persona, física y psicológicamente, en los momentos duros de verdad, y no lo digo por mí, que siempre he sido un privilegiado en esos países respecto a las personas que ayudábamos. Muchos de los que se quejan en España enmudecerían de ver lo que aguanta y sufre tanta gente por ahí.
-¿Usted siente esa contradicción entre ser militar y luchar por la paz?
-Para mí no hay contradicción alguna. Soy guardia civil desde hace 30 años y soy militar por lo tanto. En Bosnia, Iraq y el Líbano tuve el honor de estar con nuestro Ejército desempeñando funciones especializadas de policía militar y mi experiencia me hace afirmar que un militar, honestamente mandado al amparo de una resolución internacional, es el primer garante de la paz.
-¿Cuál sería un destino tranquilo?
-Comparado con lo que he vivido en los países en los que he estado de misión, cualquier destino en España me parece tranquilo, en cuanto a lo que tu seguridad personal se refiere. (Actualmente, su destino está en la Dirección General de la Policía y Guardia Civil, en Madrid).
Un guardia en lugares difíciles
De padre militar gaditano, Jesús Núñez nació en Palma de Mallorca hace 48 años. Ha estado de misión en Venezuela, Bosnia, Nicaragua, Iraq, Líbano y por último, durante más de un año fue el jefe de un pequeño contingente de guardias civiles y policías españoles así como consejero de seguridad de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), bajo las órdenes directas del fiscal español Carlos Castresana. Es un reconocido historiador de la Milicia española de la primera mitad del siglo XX.