VIRGEN DE LA CABEZA:
Un hombre, no es más que un hombre,
Su obra, su caminar,
Su orgullo, su imperfección,
Su lucha, su ilusión,
Su amor, sus recuerdos,
Su grandeza, su respeto,
Su libertad, su pensamiento,
Su Juez, su conciencia,
Su temor, su Dios,
Su destino, su final.-
No importa cuán pesada sea la carga a soportar, ni cuanta oscuridad tenga el túnel de nuestros temores, si existe Fe, existe luz, si existe ilusión, existe esperanza, si existe amor, existe vida.
Fe, luz, ilusión, amor… esperanza y vida, es lo que he puesto en cada renglón de este mi Pregón, tratando de encontrar las palabras que fundan en un solo sentir… la alegría y el fervor, el cantar con la oración y el corazón con el sentimiento.
Porque si un pregón es la avanzadilla que allana el terreno con el verbo, para impregnarnos de sentimiento… un pregonero, entiendo que no debe por qué ser alguien especial, basta con que sea un hombre de Fe y buena voluntad.
Pues, con Fe y buena voluntad, inicio este mi pregón a la Virgen de la Cabeza, mi particular oración, agarrándome de su mano, sintiéndome buen cristiano, porque tengo la certeza de que reza quien pregona, y éste que pregona reza.
Itmo. Sr. Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Andujar y Miembros de su Corporación.
Sr. Reverendo Padre Rector del Santuario- Basílica de Nuestra Señora de la Cabeza.
Sr. Arcipreste de Andújar.
Señora Hermana Mayor y Sr. Presidente de la Real Cofradía Matriz.
Excmo. Sr. Subdelegado del Gobierno en la provincia de Jaén.
Excmo. Sr. General Jefe de la Zona de la G.Civil de Andalucía.
Sr. Teniente Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil Jaén.
Sr. Capitán de la Compañía de Andujar
Dignísimas Autoridades.
Cofrades, romeras, romeros, vecinos de Andújar… Señoras y Señores.
Quisiera empezar, cómo no, dando las gracias a mi presentador D. Manuel Gálvez Ruiz, andujareño de casta y andaluz de firmeza, pregonero de renombre y escritor experimentado.
Hoy, tú pluma, hecha voz, te ennoblece a ti más como persona, que a mí, a quien con tanto cariño y destreza me lo has dedicado.
Y es verdad, admiro como describes con esa poesía elegante y precisa, el fervor de tu pueblo, a esa Virgen morena, nombrada y renombrada, por cualquier rincón de España, y que cruzó los mares, llevando hasta el Vaticano la grandeza de su gloria.
Gracias D. Manuel. Por cierto, qué bonita pintas la ilusión.
Hoy, no te voy a sustituir porque eres insustituible, pero sí déjame apoyarme en ti, para constituirme en un eslabón más, que no exista disolución de la continuidad en esta cadena de hombres y mujeres, de corazones parlantes, que nos llaman Los Pregoneros.
Gracias al Sr. Alcalde de Andujar y su Corporación Municipal, por haber depositado su confianza en mi persona para ocupar hoy este atril, pese a no ser hijo de Andujar, ni hombre conocido en el mundo Cofrade, ni de letras, ni personaje ilustre o popular, cosa que, como no podría ser de otra manera, me llena de orgullo, satisfacción y, a la vez de responsabilidad.
No quiero dejar pasar por alto la gran admiración que siento por los pregoneros y pregoneras que me han precedido… que con su verbo lúcido, su prosa elocuente y sus versos cargados de colorido y emotividad, han sabido como nadie expresar el sentimiento mariano de su devoción, imprimiendo un sabor romero y cristiano.
Para ellos, mi más sincera felicitación.
También quiero agradecer a los amigos que, desde Antequera y Priego de Córdoba, se han desplazado hasta aquí para acompañarme en este acto.
Dos ciudades que, como tantas y tantas otras de toda la geografía, se unen en torno a una devoción, a un sentir, a una fuerza atrayente, el gran poder de la Virgen de la Cabeza.
Hoy, San Nicasio, Patrón de Priego, y la Virgen de los Remedios de Antequera, sonríen y mandan un beso al pueblo de Andújar.
Gracias Andújar, porque una vez más, has hecho que dos pueblos se sientan más hermanos, más unidos, más romeros. Porque Andújar es un pueblo cristiano, y eso, eso está escrito en el Cielo.
Y pido perdón, porque voy a hablar de la Virgen de la Cabeza sin entrar en profundidad en su historia, insólita, tantas veces centenaria, tantas veces destruida y tantas veces construida, porque me perdería en el mar de los tiempos y temo quedarme corto.
Aquí el tesón ha vencido a la sin razón y la Fe, no se puede vencer.
Al filo del amanecer,
Se rajó el velo del templo.
Mil veces puede caer,
Mientras haya una garganta,
Que cante y rece con fe,
Andújar, va y lo levanta.
Mil veces puede caer,
Mil veces lo pondrá en pie.
Dos pilares lo aguantan
Que no se puede vencer,
Uno, se llama cristiano
Y el otro, que no se ve,
Orgullo iliturgitano.
Cada renglón de su historia, está rubricado de gloria, por lo que no entro en valorar argumentos y sí daré rienda suelta a los sentimientos.
En el preámbulo, he querido definirme tan sólo como un ser humano, cristiano y mariano, y asumo la responsabilidad de pregonar, y lo hago manteniendo firme el paso, limpia la mirada, tal vez acelerado el pulso y bullicioso el corazón, pero con los sentimientos nobles, que es ese patrimonio del alma que no envejece.
Sí, mi profesión es Capitán de la Guardia Civil. Cuerpo digno, de inmaculada frente, cargado de historia, y al igual que el haz de lictores y la espada se cruzan para conformar nuestro emblema, también la Virgen se cruzó para quedarse arraigada como símbolo divino, bajo la advocación del Pilar, que se tiene como Patrona, y la Virgen de la Cabeza, de innegable vinculación con la Institución y devoción de sus hombres.
Sí, hoy viene a pregonar un Guardia Civil, pues no está reñida la pluma con la espada, y se puede ser hombre de armas y de paz.
Y Paz, es precisamente lo que irradia la Virgen de la Cabeza. No existe ser, nacido ni por nacer, de tez morena, que irradie tanta luz. Su bondad es infinita, su amor inagotable, su fervor incombustible. Ante ti me rindo, Capitana.
Y me puse a escribir el Pregón,
Y no me salía nada…
Temblaba en cada renglón,
Los versos no me rimaban.
Y a Andujar me vine Yo,
Y a la Virgen visité,
Y postrado ante su Altar,
No sé si eso fue rezar
Fue hablar, o fue cantar,
Pero yo así recé.
Virgen mía de la Cabeza,
Reina de tierras y mares,
Mujer de sin par belleza,
Señora de los altares
Que irradias paz y pureza,
Amor por “tos” los lugares.
Que en el Cerro del Cabezo
Te apareciste un día,
Para ser flor del romero
Y Madre de Andalucía.
Entre las rocas y encinas,
Al Pastor Tú deslumbraste
Con tu belleza divina.
He venido a pregonarte
Desde tierras muy lejanas,
No me canso de mirarte,
Te me has clavado en el alma.
Me has dicho: “Sé mi romero”,
Me has dicho: “Acércate a mí”,
Ven y dame la mano.
Si eres mi pregonero,
Para Andujar eres su hermano,
“Aquí no hay forasteros”.
Y me pongo en este atril,
Con el fervor y humildad,
Y me digo para mí:
¿Qué te puedo a Ti decir
Que a ti te pueda agradar?
Porque yo no soy de aquí,
Yo no soy de tu Hermandad,
Yo no conozco tu historia,
Sólo conozco tu Gloria,
Sólo te puedo sentir,
Sólo te puedo rezar,
Sólo soy… Guardia Civil.
……………………………………
Al presentarme aquí como pregonero quiero hacerlo simplemente como un hombre de Fe… Fe en la Virgen de la Cabeza, y quiero contar cómo me surge y de qué forma tan arraigada ha calado en todo mi ser, formando parte de mi vida.
Desde pequeño, había oído siempre hablar de la Virgen de la Cabeza, pero yo no lo entendía.
Recuerdo un año, estando como alumno en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro, yo formaba parte de una Compañía de honores que nos trajeron a desfilar al Santuario, databa el año 74, o tal vez el 75, no lo puedo recordar con exactitud. Me impresionó, pero la verdad es que, con apenas 16 años, yo no llegaba a entender con plenitud lo que aquello significaba.
Sí, recuerdo aquel desfile castrense, disciplinado, ordenado, a paso lento, portando sobre el hombro el llamado mosquetón máuser, dando en su conjunto solemnidad a aquel acto, sólo interrumpido con aplausos y vivas que te hacían engrandecer.
Sabía que aquello era importante para la gente que lo presenciaba, que tenía significado, pero yo, en el candor de mi juventud, no llegaba a entenderlo en toda su plenitud.
Crecí y pasaron los años, circunstancias de la vida te hacen rodar por otros destinos. Oía hablar de la Virgen de la Cabeza, de su romería, la veía en Televisión, sabía que existía, que estaba ahí, y sobre todo, que tenía su historia. Pero son cosas de la vida, no estás muy vinculado, la vida sigue y no le das mucha importancia. Sí, está ahí, lo sabes, pero ahí se queda.
De repente… en un momento de mucho dolor en mi vida, cuando lo estaba pasando muy mal por la reciente pérdida de un ser muy querido… Aún no sé de donde salió, ni como, ni el por qué, se me acerca una mujer con la que apenas si tenía confianza, Mercedes Pérez Cuberos, en aquel entonces Hermana Mayor de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza de Priego de Córdoba, mi lugar de destino, y entre charlas, me pide que sea el próximo pregonero para su Hermandad.
Me sorprendo, sonrío: “Por favor, esto es una broma, qué locura es esta, jamás he hablado en público, y sobre todo no tengo vivencias, ni experiencias con la Hermandad. Sin duda alguna, haría un pregón muy malo”.
Ella me dijo: “Cada pregón, como cada pregonero, es distinto, y para la Virgen no hay pregones buenos ni malos. Si lo haces con el corazón, sin duda llegarás a la Virgen y trasmitirás tus sentimientos a nuestra Hermandad.
Además, es la Virgen quien elige a sus Pregoneros”.
Aquello ocurría en la fiesta de un barrio y estábamos varios amigos tomando una copa. Bueno, perdón, rectifico, que en un Pregón no se debe mentir. Tal vez fuesen dos copas, o algunas más, las que tomamos. Lo que sí es cierto es que me dije:
“Si la Virgen, que es mujer, me ha elegido y manda a otra mujer como mensajera, ¿quien las contradice?” Y sin pensarlo demasiado, ACEPTÉ.
Y jamás pude imaginar lo que desde aquel momento se convertiría para mí, la Virgen de la Cabeza.
Me han pasado cosas que podría escribir un libro contándolas, pero aburriría, me comería mi tiempo y algunos pensarían incluso que alucino entre lo imaginativo y la realidad.
No sé cómo llamarle, si milagros en mi fe o, tal vez, casualidades o coincidencias, buscando una explicación en lo humano, no sabría expresarlo. Pero sí puedo decir que a la Virgen de la Cabeza, desde entonces, la siento a mi lado y forma parte de mi devoción mariana más arraigada.
Años más tarde, el propio hijo de Mercedes sufre un accidente terrible, al ser atropellado por un coche.
En el hospital, se viven momentos trágicos. El niño, con tan sólo 9 años, se encuentra en una situación muy crítica.
No voy a entrar en detalles, pero sí decir que nos abrazamos y, sin decirnos palabras, los dos pedimos por El, a la Virgen de la Cabeza, en aquellas cuatro horas interminables de operación.
Quiero confesar algo que nunca dije a nadie. Y Mercedes, su madre, que hoy está aquí con nosotros, se va a enterar por primera vez.
Cuando vi aquella criatura en el hospital, hinchado, irreconocible, me dije a mí mismo: “No sale”.
Su madre no pensaba eso. Tal vez tenía esa venda tan grande que a una madre se le pone en los ojos para no ver la realidad… o su fe, para mantenerla con aquella entereza.
Mercedes y Juan, sus padres, pasaron muchos días al pie de aquella cama, esperando eso, el milagro.
Y fueron escuchados. Y el niño empezó a mejorar.
El Domingo de Resurrección, en aquel pueblo, sale en procesión la Virgen de la Cabeza. Su madre, como todos los años, quería estar junto a la Virgen, y sentía dos fuerzas atrayentes. Su hijo en aquel hospital, en Cabra, a 25 Km. de distancia. La Virgen en Priego, su pueblo, procesionando por sus calles. Y tomó una decisión. Ella sabrá por qué lo hizo.
Dejó a su hijo en el hospital, a cargo de su padre, y se vino al pueblo, a rezarle de cerca a la Virgen de la Cabeza.
Inexplicablemente, la mejoría fue tan patente, que esa misma mañana, pese a ser domingo y sin que su madre supiera nada, el niño fue dado de alta.
Al pasar la procesión por su calle, su madre, que acompañaba a la Virgen, miró hacia el balcón de su casa. Allí estaba su hijo, vestido con la túnica y los colores blanco y azul de su Virgen de la Cabeza.
¡Impresionante! ¿Fue milagro, casualidad, coincidencia?... Que cada uno piense lo que quiera.
Pero, para mí, la Virgen de la Cabeza forma parte de mi vida y de mi devoción.
Esto que he narrado, cuando lo escribía hace un par de semanas, pedí permiso a sus padres para contarlo, y no sólo me dijeron que sí, sino que abundaron en mi conocimiento con algo que yo hasta entonces desconocía.
Ese niño, siendo bebé, en una misa fue ofrecido dentro de las ofrendas, a la Virgen de la Cabeza.
Ahí queda dicho. Y vuelvo a preguntarme: “¿Aquello fue milagro, casualidad, coincidencia?” Yo lo tengo muy claro. Cada uno que piense lo que quiera.
Pero a mí, no me pasa un solo día que yo no hable, no rece, no sienta a mi lado la aureola bendita de la Virgen de la Cabeza.
Y siempre me dije: “Tengo algún día que verte en tu casa, en tu morada, en tu cerro, en tu Sacro-Santo Santuario”.
Y como un imán imperceptible, algo me atraía hacia Ella. Como hoy me ha traído hasta aquí, y aún no me explico ni el cómo, ni el por qué.
Y sin querer demorarlo más, un frío día del mes de enero de este mismo año, me vine a Andujar y subí hasta su Santuario.
Y ahora puedo decir que allí hay algo, no lo sé, no sabría explicarlo, pero allí se siente algo muy especial. Y el peregrino que llega, queda para siempre impregnado de Hermandad.
Cuando a su Altar me acercaba, notaba que:
El aire se enmudecía,
Mi corazón se aceleraba,
Se me empañaron los ojos.
Se me aflojaron las piernas,
Y me sudaban las manos.
¿Qué me pasa? Y no encontraba respuesta.
Y yo la vi, la vi de cerca, y le recé.
Sentí como si un manto de paz y de amor envolviese todo mi ser.
Sí, yo la vi, la vi de cerca y le recé.
¿Qué me pasa? Otra vez me pregunté.
La miré y, junto a Ella, hallé la respuesta.
Cuando de mi alma salía…
Eres Tú mi Reina y Madre.
Eres Tú, Virgen Gloriosa.
Eres, entre pétalos de rosa,
La Virgen en cuerpo y sangre.
Eres, la Reina del Cielo.
Eres, la Madre de Dios,
Porque Tu Hijo, en consuelo,
De la Cruz te lo legó.
Y digna Tú de esa herencia,
Hecho niño te acompaña,
Para demostrar a España,
Tu amor con su inocencia.
Tu amor, con su ternura.
Tu amor, con su esperanza.
Tu amor, con su nobleza.
Y ya sé lo que me pasa,
Lo que siente el que le reza,
Lo que sale de mi alma…
No se puede querer más
A la Virgen de la Cabeza.
Al hablar de la Virgen de la Cabeza, quiero amarla con nombre y apellido. Su nombre es María y su apellido es la advocación con que se venera: de la Cabeza, recibiendo el nombre y dando renombre al lugar de su Aparición.
Pero primero quiero hablar de María. Porque entiendo que la razón de ser del pregón, de la romería, y de todo acto que la relacione, tienen una única piedra angular y denominador común, que es la Fe. Porque sin Fe no se entiende venerar a María, y sin María, no tendría sentido la Romería.
Siempre me ha preguntado, desde niño, algo que no entendía. ¿Por qué ese fervor tan grande y esa veneración a María?
¿Que hizo de relevante María?
Dar a luz y criar a Jesús. Hasta ahí, como cualquier mujer.
Sufrir desconsoladamente con la pasión y muerte de Jesús. Cualquier madre lo haría.
Y las Vírgenes de Gloria,… ¿por qué esa alegría desbordante, por qué tanto le cantamos, la veneramos, la ensalzamos y le hacemos romería?
Y yo no lo entendía….
Hasta que, apoyándome en las escrituras y madurando en mí Fe, pude ver:
Que María significa ser una elegida, la elegida de Dios para encarnar su obra: “El Ángel San Gabriel, anunció la Buena Nueva a María”.
María encarna la obediencia a Dios: “Hágase en mí según tu palabra”.
María significa la intercesión y la preocupación por los hombres: En las bodas de Caná de Galilea, María acude a Jesús para salvar la situación preocupante, que allí se estaba produciendo al quedarse sin vino.
Esto por citar, entre otros, algunos fragmentos bíblicos.
María significa la influencia maternal: fue complacida en su petición por Jesús.
María significa la Madre: de lo divino y de lo humano.
El mismo Jesús, agonizante en la Cruz, nos la legó a través de Juan, su discípulo amado: “Juan, he ahí a tu madre. Mujer, ahí tienes a tu hijo”.
Convirtiéndose así en Madre de todos los hombres, e intercesora entre lo humano y lo divino.
María significa el surgir de nuestra iglesia: En casa de Juan se reunieron los apóstoles, abatidos y desmoralizados tras la muerte de Jesús, y fue María, la más dolorida y la que debía estar más abatida, quien les dio ánimo y fuerzas para resurgir y continuar con la obra de Cristo.
Igual ocurrió en Zaragoza con el Apóstol Santiago: “Ánimo, adelante, estoy contigo”. Y en cada uno de nosotros, también vive María.
Mujer piadosa, elegida de Dios, ausencia de rencor, pilar de su obra, surgir de la Iglesia, madre terrenal de Jesús y Madre celestial de los hombres.
Y así, la llamamos Madre y le pedimos que interceda por nosotros. Y a veces, casi sin darnos cuenta, tal vez en una rutina aprendida, sin reparar en la sencillez y grandeza de la palabra, cuando rezamos le decimos:
“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros…”
Y la veneramos:
“María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia”.
“Dios te salve, reina y Madre”.
Y le llamamos Madre, y le llamamos Reina y le pedimos que ruegue por nosotros, que nos proteja, que no nos desampare, que interceda entre lo humano y lo divino, que sea para siempre lo que es, nuestra Abogada Celestial.
Y con ese deseo y esa ilusión, la amamos, la veneramos, la sentimos, le cantamos y le bailamos, le pedimos, le rezamos y, para estar junto a ella, ¡nos vamos de romería!
Y este Andújar, donde aún se respira el talante del ibero, la huella del romano, el alma del moro y el corazón del cristiano…
Con amor, entusiasmo, fervor, alegría, paz, corazón, plegaria y vida, una oración del alma se eleva al Cielo, canto de amor y pureza, bajándose investida de Virgen de la Cabeza.
Decir Virgen de la Cabeza, es rezar a Dios con fuerza, es cumplir una promesa, un mandamiento de Fe.
Decir Virgen de la Cabeza, es decir paz y oración, es decir Virgen María, es decir Madre de Dios.
Decir Virgen de la Cabeza, es decir amor y plegaria, es decir Orden Trinitaria, es sentir su devoción.
Decir Virgen de la Cabeza, es decir calor de hermanos, es sentir vivir Andújar, es decir… iliturgitano.
Decir Virgen de la Cabeza es decir Virgen María, es decir amor y consuelo, es decir trozo de Cielo, es decir… Andalucía.
Decir Virgen de la Cabeza es sentirla noche y día, es cantarle, es rezarle, saliendo de las entrañas, es orgullo y alegría de tener por romería… ¡la más antigua de España!
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Yo rezaba satisfecho de tener otras vivencias. No éstas que Andújar guarda como oro en prenda, y yo atento a todo, curioso, emocionado por verlas.
Quisiera ser los ojos y oídos del viento, esa brisa imperceptible que penetra en cada plaza, en cada calle, en cada esquina, en cada casa.
Quisiera oír el murmullo de las campanas cuando se callan. El rechinar de las carretas.
Sentir el olor del romero, la sonrisa del peregrino, rozar el filo del volante de ese traje de gitana, o acariciar la jamuga de esa Cofradía iliturgitana, que va de romería.
Sí, siento celos del viento, porque se atreve a besar su estandarte. Quiero impregnarme de hermandad y de romería y poder sentir:
Al Sol ardiente, olivar florido, olor a primavera, salen las carretas, van al Santuario, coral angelical, todo es júbilo y alegría, colorido… ¡huele a romería!
Pero también quiero hacer un inciso, una pausa en el sentimiento, una reflexión y apreciar que, como en tantos momentos importantes de la vida, no están todos, no, todos no van… como Ella quisiera.
Sin darnos cuenta, surge un suspiro en el silencio, un tímido lapsus se apodera de tu ser por un instante. Un recuerdo, una añoranza, un deseo, una oración…
Falta el amigo, el abuelo, el enfermo, el ser querido que nos dejó.
Y surge una voz tenue, de lo más recóndito del alma, que no se oye, cierra los ojos, mira hacia atrás… habla tu pensamiento.
Qué bonitas las carretas.
Ya llevan tu estandarte:
Es el pueblo de Andujar,
Que quiere así venerarte.
Quiere ver a su Morena,
Quiere colmarla de besos,
Quiere ver a su Serrana
En el Cerro del Cabezo.
Pero, con esa nobleza
Que irradia desde tu alma,
Virgen mía de la Cabeza,
Quiero pedirte en silencio,
Pedirte una oración
Para los hijos de Andújar,
Que no van de procesión.
Mira, esos son los ancianos,
Que no pueden caminar.
Míralos cómo te miran,
Y se van quedando atrás.
Mira también los enfermos
Que están en el hospital,
Y aquel hermano romero
Que queriendo, hoy no está.
Y ese inmigrante sin techo,
Que nada puede entender,
Míralo como te mira,
Y mira también por él.
Y a quien no mide, ni compara,
Enséñale Tú la luz,
Que se acuerde de tu cara
Y se olvide de su cruz.
Por eso, Virgen María,
Que eres Reina del Cabezo,
Te pido le des un beso
Al que no va de romería.
Al que falta en su carreta,
Al que vive en el recuerdo,
Quien ve tu cara morena,
Sólo “reflejá” en el Cielo.
……………………………………..
Y las carretas siguen. El romero lleva escrito en el alma un pergamino, su destino, el encuentro con la Madre, con su Morenita, ¡que momento! La ilusión, la emoción, la alegría y el sentimiento se funden en un solo sentir: la Fe, rubricado todo en la palabra más grande que existe: el Amor,… amor de mujer, amor a la Virgen, amor de Madre.
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Y continúa el romero
Caminando hacia su cita.
Ya no siente más anhelo
Que ver a la Morenita.
Y llega al “Lugar Nuevo”,
Puente Jándula en el camino,
Una parada, un descanso,
Tradición del peregrino.
Y su corazón se abre,
Y su sangre ya se altera,
Porque sabe que le espera,
Que le espera, la más grande.
Porque allí está la Virgen,
Que no es una Virgen cualquiera,
Es… ¡la Virgen de la Cabeza!,
Que es una Virgen romera!
Chiquita, igual que las margaritas,
Morena, y con olor a azucena.
Y ese niño de tu alma
Se te escapa de las manos,
Y ha bajado a Lugar Nuevo,
A jugar con sus hermanos.
Esos niños inocentes
Que juegan, ríen y lloran,
Mientras que toda la gente
Da vivas a ti, Señora,
Que los miras sonriente.
Vámonos, que nos espera,
Vamos, que estoy impaciente,
Ya diviso el Santuario,
Ese rosario latente
De carretas peregrinas,
Que por cielo y tierra caminan,
Al sonar de las campanas,
Para ver a su Serrana
Que, con cariño y esmero,
Se ha venido a vivir a Andújar…
Pudiendo vivir en el Cielo.-
……………………………………..
Cada vez que miro la Sierra,
Tengo que nombrar tu cara,
Morena de verde luna,
Tez tenue de aceituna,
Olor de tomillo y jara.
Ocho siglos, en tus murallas…
¿Que no habrás visto Serrana?...
¿Que no habrán visto tus ojos?
¿Que no habrá escrito en tu Alma?
Tantas luchas y contiendas,
Los unos por conquistarla,
Los otros por defenderla.
Y tú le has dado el perdón,
Tu oración, sin distinción.
Porque siempre los hermanos,
Si entran en discusión…
En el sentir, de una Madre,
Ninguno…. tiene razón.
Que una madre no abandona,
Una madre, si perdona,
Perdona con su oración,
Oración para todos ellos,
Oración, sin distinción.
A mil Almas de caídos,
Que en el cielo están formadas,
Con nombre y apellidos,
Y con el alma laureada……..
Oración, oración para una madre,
Que rompieron sus murallas,
Que a una madre con quererla,
Las murallas se levantan,
No tienes que defenderla,
Ni tienes que conquistarla.
Conquista su corazón,
Perdona si eres cristiano,
Como Jesús, perdonó,
A quien clavaron sus manos
Quien tres veces lo negó,
Quien presumía de soldado,
Y una lanza le clavó.
Demuestra que eres cristiano,
Solo te pide el perdón.
Aquí, tienes a su madre.
Ni mijita de de rencor,
El sus brazos va hecho niño,
Devolviendo su candor,
Dando vida y colorido
A la sierra y esplendor.
Jugando con mariposas,
Cantándole al gorrión,
Viendo beber en la fuente,
Del deseo y la ilusión.
Y ante esa frente tan pura,
Quiero preguntarte yo…
¿Por qué tienes esa humildad?
Que un cerro es tu morada,
Siendo Rosa Vaticana,
Capitana Generala,
Reina y Madre Celestial?
Ve a Roma, a por tu rosa,
Te la da Su Santidad.
Si Jesús, en Galilea,
Pudo andar sobre la mar,
La Madre de sus entrañas,
Que es Nazarena y de España,
También lo puede cruzar.
Toma por espada el rayo
Y calma la tempestad,
Mándale rindan a las olas
Y que te obedezca el mar,
Con su brisa de aureola
La bandera a ondear,
Porque una Virgen Española
Hasta Roma va a llegar.
Y Roma le dio una Rosa,
¡Amor de su Santidad!
……………………………..
Y una rosa y un clavel, adornan a una mujer. Que pareja más bonita, ese amor que no se ve. Cuantas cosas le diría... a su rosa, ese clavel.
La rosa: La Cofradía, Andújar se hace mujer, y en gamuja va hecha rosa,… quien le pone su clavel.
Y yo me quito el sombrero, cuando pasa esa mujer, que la novia del andero. Es la hermana del romero. Del marido, es su mujer. Es la nieta del abuelo y madre de un churumbel. Es Andújar, pueblo entero, que aquí va ha hecho mujer.
¡Va por ellas! …. Las mujeres!
Centenar de estrellas tenues
Aflora al amanecer.
El sol las quiere mirar,
La luna las quiere ver,
Y las nubes “sonrosás”
Le lanzan hasta un olé,
A la belleza sin igual
Y el talle de una mujer.
Centenar de estrellas tenues,
Aflora al amanecer.
Y si una mula y un buey
Al niño dieron calor,
Una cadena de mulas
Se engalanan en tu honor
Llevando, sobre sus lomos,
El fervor, la idiosincrasia,
El frescor y la fragancia,
El sentimiento, el querer,
La belleza, la elegancia
Y el corazón de mujer.
Centenar de estrellas tenues,
Aflora al amanecer.
¡En jamuga, mujer de Andújar!
Ni escultor con su semblante,
Ni pintor con su pincel,
Pueden describir el talante
De tanta belleza a la vez.
Que se entere el mundo entero,
Y lo repito otra vez,
Hay que quitarse el sombrero
Cuando pasa una mujer.
Centenar de estrellas tenues,
Aflora al amanecer.
Serrana, mujer de Andujar,
Reza a la Virgen también,
Cuéntale tus cosillas,
Esas… de mujer a mujer,
Esas cosas que se sienten
Que yo no puedo entender.
Háblale de tus amores,
Ella, los sintió también,
Que te cuente lo bonito
Fue querer a San José.
Cuéntale que… en tu amar,
Cuéntale que… en tu querer,
El Jándula es tu Jordán,
Que Ella lo va a entender.
Háblale de tu “marío”,
Así, de mujer a mujer,
Háblale de tus hijos,
Que ella te va a entender.
Pídele que los proteja,
Que siempre vean tu luz,
Seguro no los deja,
Porque es Madre… como tú.
Centenar de estrellas tenues,
Aflora al amanecer.
Y quiero hacer una reflexión,
“Pa” quien me quiera entender:
Esto es una petición,
Pero me ha salido así,
Y me salgo del guión
Pero lo voy a decir:
¡Qué cobarde y qué cruel!
Quien no se enfrenta a los hombres,
Y maltrata una mujer!
………………………………………..
Ya en el Santuario, se presentan las Hermandades, momento mágico, digno, emotivo, radiante. La Virgen sonríe.
La Hermandad Matriz de Andujar y, a su lado, la Hermandad de Colomera, como haría ese hijo mayor huérfano, en su casa, por ausencia del padre, recibe al resto de la familia: Las Hermandades.
Ya todo es uno, una piña, una fe compacta. Una familia, unidos todos por un denominador común: la Fe en la Virgen de la Cabeza.
Avanza la noche, llega la madrugada, y el sol del nuevo día nos devuelve a la Basílica, al punto esperado, el encuentro con ella, la Procesión de la Virgen.
Y tras la Santa Misa, la Virgen va a procesionar.
Andero, y el pueblo entero, con ella al Cielo, porque llevas en tus hombros, porque en tus hombros tú llevas... nada más y nada menos que a la más grande, a la más bella, a la Santísima Virgen de la Cabeza.
Cuando te vea en la calle,
Con esa cara tan fina
No me pierdo detalle,
Te sigo por las esquinas…
No me pidas que me calle,
No me impidas que me acerque,
Porque yo he venido a verte
Y quiero besar tu manto,
Quiero rozar tus varales,
Quiero entregarte a mi hijo
Que te sienta como Madre.
Y un sin fin de cohetes
Surca el cielo y lo ilumina,
Y han tronado morena,
Y han escrito divina,
Y le han dicho a las estrellas
Con un trueno de clamor:
Mira… qué Virgen más bella
Mira… la Madre de Dios,
Mírala, con qué salero
La llevan en procesión.
Mírala… qué gran belleza,
Mírala… toda es amor,
Mira… la Virgen de la Cabeza
Que sale ya en procesión.
Y entre piropos, palmas, vítores, risas, llantos, rezos, recorre los caminos de su morada:
Tres, cuatro horas con su pueblo, con su gente,… con sus romeros sin corazones… Se los lleva Ella paseando, en rosario de promesas, de plegarias y de ilusiones.
Retorna su Basílica.
En la Puerta, se viven momentos de verdadera emoción. Quisiera retenerla, un rato más, un minuto, un segundo más a su lado,.. Es toda una vida con Ella.
No hay palabras para explicarlo, lo que se siente a su vera, lo que te dice la Virgen, cuando la miras de cerca.
El escalo-frio que entra, cuando devuelven tu prenda, cuando tocas sus varales, cuando roza su silueta tu hijo, que lo has subido, que lo bese y lo protejas.
No, no hay palabras para explicarlo, el poder y la grandeza, que trasmite a quien lo siente, esa Virgen tan morena.-
Sin fin de cohetes al viento
Surca el cielo y lo ilumina,
Tronidos al firmamento
Y vuelo de golondrinas.
Llantos, risas y lamentos,
Se oyen por las esquinas.
La Virgen de la Cabeza está,
En la puerta de su iglesia
“Pa” retornar a su Altar.
Los labios te gritan vivas,
Las manos te tocan palmas,
Y el pueblo entero a la vez,
Lleva escrito en el alma
Una plegaria de fe,
Que sólo Tú Virgen Morena,
Sólo Tú, la puedes ver….
Escucha, que el pueblo habla:
Bendice a los enfermos
Que están en el hospital,
Bendice a los obreros,
Bendice su trabajar,
Bendice a los agricultores
Y bendice el olivar.
Bendice a los ancianos
Que no abandonen su hogar,
Y a los niños de Andújar,
Que puedan crecer en paz.
Bendice a las Autoridades,
Que nos sepan gobernar,
Bendice a los comerciantes,
Que puedan ganar el pan.
Bendice a los estudiantes,
Que es difícil el estudiar.
Bendice a los emigrantes,
Que no tengan que emigrar.
Bendice a los albañiles
Que construyen nuestro hogar,
También los guardias civiles,
Que nos dan seguridad.
Las policías civiles,
Local y la Nacional.
Molineros y textiles
Que no tengan que cerrar,
Mujeres, amas de casa
Que trabajan sin jornal,
Hombres que están parados,
Que vuelvan a trabajar.
Pastores de nuestra iglesia,
Bendice su pastoral,
Bendice al pueblo entero
Y bendice tu Hermandad.
La Virgen de la Cabeza está
En la Puerta de su Iglesia,
“Pá” retornar a su Altar.
Lanzan cohetes al viento,
Suenan palmas al compás,
Tronidos al firmamento,
Suena la marcha real…
¡El pueblo entero despide
A su estrella celestial!
Porque tú eres mi alegría,
Eres fe de mis lamentos,
Consuelo de mi agonía,
Alivio del sufrimiento.
La vida yo te daría
Porque siguieras conmigo,
Y el día que tú decidas,
Irme a los Cielos contigo,
Porque, pase lo que pase,
Aunque la tierra se abra
Y se hunda el firmamento,
Aunque se sequen los mares
Y aunque se calmen los vientos,
Virgen mía tu serás,
Por siempre… ¡Reina del Cielo!
……………………………………………..
La Morenita vuelve a reinar en su morada.
Andújar se resiste a abandonar el Cabezo, quiere seguir con Ella, muchas hermandades le acompañan, aún queda día, quiero seguir a su lado. Que no, que no me quito el traje de gitana, mañana no se trabaja.
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Y unos cantan,
Y otros rezan,
Y se va pasando el día,
Un vinillo, una cerveza,
¡Así es la romería!
Y la Virgen de la Cabeza
Yo sentí que sonreía,
Yo sentí que me besaba,
Yo sentí que me quería.
Ella llora con mis penas
Y sonríe, con mi alegría,
Ella protege a mis hijos,
Ella es mi luz y mi guía,
Por eso la quiero tanto
Y me voy de romería,
Por sevillanas le canto
Porque es la Virgen María.
Ella se lleva a Su Hijo,
Y yo me llevo a mi hija,
Y ahí está la grandeza
De esa Virgen tan serrana,
Esa Virgen tan morena,
Esa Virgen tan señora,
El sentirla tan cercana,
Ella, con manto de Reina,
Y tú, vestía de gitana.
……………………….
Y al calor del medio día,
Cuando el cuerpo ya se agota,
La chuleta, el jamoncillo,
¡Saca la bota chiquillo!
La cigarra está cantando,
Déjala que está de fiesta,
No digas que estás pensando
En querer dormir la siesta.
Si es que así somos nosotros,
Y la Virgen lo es también,
Esta Virgen que es romera
Y lo tiene que entender.
Porque es la Virgen María,
Y eligió para vivir
El pueblo de Andalucía.
Este pueblo que te ama,
Este pueblo que te adora,
Este pueblo que es tu pueblo,
Que te aclama a todas horas,
Que te canta y así te siente,
Rebujito y gazpacho,
Caracoles y aguardiente,
Tostadita mañanera,
Bien untada con aceite.
Así vivimos aquí
Tu Jordán, Guadalquivir,
El Jándula, tu espejo,
El Cabezo, tu morada,
De tomillo, tu perfume,
Y el olivar… tus luceros.
………………………………….
El sol gira hacia poniente,
Se está terminando el día,
Se repliega ya la gente,
Se acaba la romería…
Despídete del romero,
Dile adiós a las encinas,
Dile adiós a los jilgueros,
Todo lo bueno… termina.
Dile adiós al Cabezo,
Dile adiós al Santuario,
Dile adiós a los corazones
Que formaban tu rosario.
Atrás se quedó el silencio.
Atrás se quedó el romero.
Atrás, la luna de oro.
Atrás, el humo y el eco.
Atrás se quedó la brisa,
Atrás se quedó la calma,
Atrás se quedó el recuerdo
Y un trozo de mi alma.
Atrás, una lágrima al viento
Por los momentos vividos,
Recordando,.. a la Virgen,
Recordando,… aquel amigo
Que ningún año faltaba,
Y este año, no ha venido.
……………………
Y al entrar en Andújar,
Vuélvete hacia el Cuartel,
Allí hay una Virgen,
Fíjate bien, que se ve.
Es la Virgen de la Cabeza,
Capitana del Cuartel.
Pero también, hay otra Virgen
Que siempre está a su lado,
No la quiere abandonar,
Porque es Madre de soldados
Su Colomera Militar,
Esa Virgen tiene un nombre,
Que se llama del Pilar.
La que no sale a la calle
Porque no tiene Hermandad,
A la muy pocos rezan,
Porque no está en el Altar,
También, es Madre de Dios,
Y por las noches a solas,
Dicen… que hablan las Dos.
Cuéntame, la Romería,
Porque ayer, te vi pasar,
Cuanta gente, ¡que alegría!,
Que bonito, una Hermandad.
Cuéntame que has sentido,
Que traes en tu corazón
Cuéntame, que te han pedido,
Cuéntame, cuéntamelo.
Cuéntame, ¿como es “El Cabezo”?,
Desde aquí, no lo veo Yo.
¿Cómo caben tantos besos?
Cuéntame, cuéntamelo.
Cuéntame y no te calles,
Que es lo que sientes Tú ahora,
Tú que sales a la calle
Y tu pueblo a ti te adora.
¿Hay mucha gente que sufre?,
Existe mucho dolor,
Te han cantado con alegría,
¿Que han rezado con devoción?
Ven y me abrazas María,
Porque en Ti, me fundo Yo.
..Y ahora cuando me besas,…
“Soy la Virgen de la Cabeza,
Y soy la Madre de Dios”.
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Y tras la fiesta final de despedida, aún Andujar rebosa de colorido. Se mezclan las emociones con el cansancio, la nostalgia- con las satisfacciones, quiere un poco más, quiere agotar los últimos cartuchos romeros.
Los últimos bailes, las últimas canciones, los últimos vivas a la Morenita. Tiempo detente. Pero el tiempo no se detiene, sigue su curso y se adentra la noche.
Aparece ese momento, ya más lógico que mágico, de poner fin a lo vivido, de decir adiós a la romería. Y poco a poco, todo se disuelve, la gente se retira, las calles se van quedando desiertas. La ciudad duerme callada.
…………………………………………….
El sol tenue y expectante,
Se resiste a olvidar,
Que ha visto a la Morenita
En la Cabezo procesional.
La brisa le trae un beso,
De fragancia celestial,
La luna le hace una cuna
Duerme al niño, duerme ya.
El viento loco “perdio”…
Loco en las calles soplando,
Con sonios de campanas
Y de guitarras callando.
Una estrella se desliza
Al filo del amanecer,
Quiere ver a la Serrana,
Quiere verla, otra vez…
Por Dios, esto es locura…
Si todo acabó ya,…….
Son ángeles del Alba,
Que acaban de despertar,
Viven… en el eco del viento,
Y rezan de madruga,
A la Virgen de la Cabeza
Con un canto celestial.
Ángel, noche, brisa, alba, estrella, luna,….
¡Que más da!...
Solo es Andújar que sueña,……
El lunes de “madrugá”.
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Aquí termina el Pregón,
De este viejo Capitán,
Que su lema es el honor
Novio de la dignidad.
No sé si he estado a la altura,
Lo que esperaban de mí,
Pido comprensión, Andújar,
Solo soy Guardia Civil.-
Pero vaya, donde vaya,
Llevará a gala la medalla,
De haber sido el pregonero,
De esta Virgen que tanto quiero.
La Virgen de la Cabeza,
Virgen Serrana y Morena,
Coronada y Recoronada
Capitana y Alcaldesa.
“Laureada”.
Rosa de Oro y Princesa.
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El Pregón, está terminado, y olvidado ya el pregonero, yo ya me aparto a un lado, la Virgen es lo primero.
Muchas gracias.
José Rafael Martínez Jiménez.-
