El brazo ejecutor de Rubalcaba, enfrentado con todos

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El brazo ejecutor de Rubalcaba, enfrentado con todos

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[align=justify]El brazo ejecutor de Rubalcaba, enfrentado con todos los sindicatos policiales. Es hora del cese del incompetente Velazquez al frente de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

El SUGC, Sindicato de los Guardias Civiles, exigen el cese del Director General y del Ministro del Interior, la situación en el interior de las Fuerzas de Seguridad del Estado es muy grave.

El jefe de Policía y Guardia Civil apenas aparece en los medios y gestiona al dictado de su jefe. Francisco Javier Velázquez se ha ganado la confianza del ministro, pero los sindicatos le ven un mal negociador sin conocimientos policiales.

El número uno de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez (Castilblanco de los Arroyos, Sevilla, 1951), tiene pocos conocimientos sobre las Fuerzas de Seguridad del Estado. Su paso por la Dirección General de Protección Civil y Emergencias es lo más cercano a una porra y una pistola que ha visto en su vida laboral previa.

Pero eso no importa. Al menos no le importó al ministro cuando le nombró director general de Policía y Guardia Civil en abril de 2008. Al igual que ocurría con su antecesor, Joan Mesquida, lo que Rubalcaba más valora en él es su lealtad y su discreción, no tanto sus conocimientos sobre la materia.[/align]

A diferencia de Mesquida, sin embargo, a Velázquez no le gusta salir tanto en los medios, ni siquiera en los afines, como a su predecesor, que cuidaba detalladamente su imagen en periódicos prosocialistas, con apariciones estelares puntuales. Él es más un silencioso gestor con gusto por lo académico. No en vano imparte clases como profesor asociado de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Carlos III de Madrid.

Está considerado un hombre fiel al poder y alejado de los agentes de base. Actitud que se vio claramente en la última crisis de Melilla, donde activistas marroquíes acosaron e injuriaron a agentes de Policía que operaban en la frontera. Su intervención se limitó a visitar Rabat para preparar la reunión del ministro con su homólogo marroquí; no apoyó a sus policías.

Algo similar ocurrió cuando los guardias civiles salieron a la calle para pedir más derechos. De nuevo el director general se puso descaradamente del lado político y demostró mano firme contra los agentes rebeldes. La Unión de Oficiales de la Guardia Civil incluso interpuso una demanda contra él por amenazar y coaccionar a los agentes para que no asistieran a las protestas.

También han interpuesto querellas contra Velázquez el Sindicato Profesional de Policía, el Sindicato Unificado de Policía, la Confederación Española de Policía y la Unión Federal de Policía. Los sindicatos le achacan un talante poco dialogante y ven en él a la mano ejecutora del Gobierno, incapaz de negociar con personalidad. “El problema es que él no tiene el poder”, resume un sindicalista.

La equiparación salarial, el catálogo de puestos de trabajo, los nombramientos a dedo o la Ley de Personal han sido algunos de los puntos de controversia entre la Dirección General y los sindicatos policiales, que en los últimos años han actuado como una piña en la práctica totalidad de las polémicas.

El conflicto de los nombramientos a dedo aún sigue abierto. Dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid dieron la razón a los sindicatos, pero los fallos judiciales fueron recurridos por el Gobierno ante el Tribunal Supremo.

Tampoco ha solucionado Velázquez la equiparación salarial de las Fuerzas de Seguridad del Estado, a pesar de las diferencias históricas entre Policías autonómicas y Policía y Guardia Civil.

Velázquez gestiona los distintos ámbitos de la Administración como los altos directivos de empresas privadas cambian del sector automovilístico al farmacéutico sin parpadear. Ha sabido adaptarse con espíritu camaleónico a los distintos ministros a los que ha servido desde 1982 –con Gobiernos de PSOE y de PP– en los ministerios de Agricultura, Obras Públicas e Interior.
Algunos sindicalistas ven en Velázquez a un frío gestor, se quejan de que no sabe nada del mundo policial y afirman que tiene poco “talante negociador” y escasas habilidades para las relaciones personales. Durante las últimas semanas, sin embargo, han notado un cambio de actitud: se ha mostrado más abierto al diálogo. Quizá porque el ministro le ha presionado para que la ley salga cuanto antes.

Su jefa de gabinete, Olga Mella, despierta el mismo recelo entre los sindicatos e incluso entre el personal de la Dirección General. Velázquez se la llevó consigo cuando pasó de Protección Civil a la Dirección de Policía y Guardia Civil

Fuente: La Voz Periodistica prensa digital
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