Jesús Molíns | Domingo, 11 de diciembre de 2011
Once rosas blancas son las que hoy llevo en mi corazón.
Una rosa blanca por cada una de las personas (niñas, mujeres y hombres) que aquel 11 de diciembre de 1987 fueron asesinadas por la banda terrorista ETA en Zaragoza.
José Pino Arriero (sargento de la Guardia Civil); María Carmen Fernández Muñoz, (esposa del anterior); Silvia Pino Fernández (de 7 años de edad e hija de los anteriores); José Ballarín Gavá (cabo de la Guardia Civil); Silvia Ballarín Gay (de 6 años e hija del anterior); Emilio Capilla Tocado (guardia civil); Mª Dolores Franco Muñoz (esposa de Emilio Capilla); Rocío Capilla Franco (de 12 años e hija de los dos anteriores); Miriam Barrera Alcaraz (de 3 años); Esther Barrera Alcaraz (hermana gemela de la anterior); Ángel Alcaraz Martos (de 17 años).
A las 06,00 horas de ese fatídico día, ETA explosionaba un coche bomba junto a la Casa Cuartel de la Guardia Civil en la Avenida Cataluña de Zaragoza (aquella noche dormían en el edificio 40 familias, un total de 187 personas).
Como consecuencia de la explosión ONCE personas perdieron la vida y 88 sufrieron importantes amputaciones y secuelas.
ETA las mató y el tiempo ha demostrado la irracionalidad no sólo de esos asesinatos si no el de las ochocientas veintinueve personas que ETA ha ejecutado en su larga y sanguinária historia.
Aunque a fecha de hoy la banda terrorista ETA ya ha manifestado el abandono total de la lucha armada; aunque estamos asistiendo al fin definitivo de ETA; ahora que sabemos que nunca más sufriremos sus atentados; ahora más que nunca es conveniente RECORDAR, CONTAR y NUNCA OLVIDAR.
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No podemos permitir que la historia se olvide o se escriba de otra manera y que las víctimas del terrorismo caigan en el ostracismo.
Si dejamos que la historia se diluya, si olvidáramos a las víctimas, estaríamos matándolas nuevamente y esta vez seríamos nosotros sus verdugos; entonces si que sus asesinatos habrían sido totalmente en vano.
Si los que vivímos ese horror no contáramos la realidad tal y como fué estaríamos dejando que la verdadera historia “la conviertan” en una “leyenda legendaría y heróica” de “gudaris frente a opresores”. Nada más lejos de la realidad.
No podemos permitir que eso suceda.
Primero por que no fue así, no es cierto. Y segundo por que estaríamos permitiendo el segundo y definitivo asesinato de las ochocientas veintinueve víctimas de ETA.
Por eso, hoy, cuando se cumplen veinticuatro años de aquella brutal masacre, quiero recordarla y traerla a vuestra memoria.
Además de llevar en mi corazón ONCE ROSAS BLANCAS que se llaman: José, María del Carmen, Silvia, José, Silvia, Emilio, Mª Dolores, Rocío, Miriam, Esther y Ángel.
Para todas las víctimas del terrorismo: MEMORIA, DIGNIDAD, nuestro máximo RECONOCIMIETO Y RESPETO.
La reconciliación y la aceptación del diferente marcarán el futuro de un País Vasco sin ETA; aunque, tendrá que pasar un tiempo para superar las heridas que se han generado. Eso hay que entenderlo y respetarlo.
RECORDAR Y NO OLVIDAR.
http://blogs.que.es/21646/2011/12/11/rosas-blancas/
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Jesús Molíns[/align]
