Dos Caidos En Enfrentamiento Armado En Afganistan.

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TYLER
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Re: Dos Caidos En Enfrentamiento Armado En Afganistan.

Mensaje por TYLER »

Una historia de guerra
XLSemanal - 13/9/2010

Alguien escribió en cierta ocasión que si una historia de guerra parece moral, no debe creerse. Y alguna vez lo repetí yo mismo. Pero eso no es del todo verdad. O no siempre. Como todas las cosas en la vida, la moralidad de una historia depende siempre de los hombres que la protagonizan, y de quienes la cuentan. Ésta de hoy es una historia de guerra, y quiero contársela a ustedes tal como algunos amigos míos me han pedido que lo haga. La moralidad la aportan ellos. Yo me limito a ponerle letras, puntos y comas.

Base de Mazar Sharif, Afganistán. Cinco guardias civiles, de comandante a sargento, perdidos en el pudridero del mundo, formando a la policía afgana. Cinco guardias de veintidós llegados hace cinco meses y medio, desperdigados por una geografía hostil y cruel, en misión de alto riesgo, en una guerra a la que en España ningún Gobierno llamó guerra hasta hace cuatro días. Los cinco de Mazar Sharif, como el resto, eran gente acuchillada, porque lo da el oficio. Sabían desde el principio que a la Guardia Civil nunca se la llama para nada bueno. Y menos en Afganistán. Si lo que iban a hacer allí fuera fácil, seguro, cómodo o bien pagado, otros habrían ido en vez de ellos. Aun así, lo hicieron lo mejor que podían. Que era mucho. Atrincherados en una base con americanos, franceses, holandeses y polacos, vivían con el dedo en el gatillo, como en los antiguos fuertes de territorio indio. Igual que en los relatos de Kipling, pero sin romanticismo imperial ninguno. Sólo frío, calor, insolaciones, sueño, enfermedades, soledad. Peligro. Los únicos cinco españoles de la base, de la provincia y de todo el norte de Afganistán.

Ellos y sus compañeros habían llegado a la misión tarde y mal, aunque ésa es otra historia. Que la cuenten quienes deben contarla. Aun así, con la resignada disciplina casi suicida que caracteriza al guardia civil, se pusieron al tajo. Como era de esperar, no encontraron la mesa puesta. Quien estuvo por esos mundos con militares norteamericanos, holandeses y franceses, sabe de qué van las cosas. Sobre todo con los norteamericanos, que tienen a Dios sentado en el hombro como los piratas llevan el loro. Para hacerse un hueco entre sus aliados, distantes y despectivos al principio, no hubo otra que la vieja receta de Picolandia: aprender rápido, trabajar más que nadie, no quejarse nunca y ser voluntarios para todo. Y por supuesto, tragar mierda hasta reventar. Y así, a base de orgullo y de constancia, poco a poco, los cinco hombres perdidos en Mazar Sharif se hicieron respetar.

Un triste día se enteraron de la muerte de sus dos compañeros en Qualinao. De la pérdida de dos guardias civiles de aquellos veintidós que llegaron hace medio año, y de su intérprete. Y pensaron que el mejor homenaje que podían hacerles era que la bandera norteamericana que ondea en la base fuese sustituida, aquel día, por la española a media asta. Eso no se hace allí nunca, aunque a diario hay norteamericanos muertos, los franceses sufrieron numerosas bajas, y también caen holandeses y polacos. Así que el jefe de los guardias civiles, el comandante Rafael, fue a pedir permiso al jefe norteamericano. Accedió éste, aunque extrañado por la petición. Saliendo del despacho, el guardia civil se encontró con el jefe del contingente francés, quien dijo que a él y a sus hombres les parecía bien lo de la bandera. En ésas apareció otro norteamericano, el mayor James, que nunca se distinguió por su simpatía ni por su aprecio a los españoles, y con el que más de una vez hubo broncas. Preguntó James si los muertos de Qualinao eran guardias civiles como ellos, y luego se fue sin más comentarios.

A las ocho de la tarde, cuando fuera de los barracones apenas había vida, los cinco guardias se dirigieron a donde estaba la bandera. Formaron en silencio, solos en la explanada, cinco españoles en el culo del mundo: Rafael, Óscar, Rafa, Jesús y José. Cuando se disponían a arriar la enseña, apareció el teniente coronel francés con sus cuarenta gendarmes, que sin decir palabra formaron junto a ellos. Luego llegaron el mayor James, el teniente Williams y veinte marines norteamericanos. Y también los polacos y los holandeses. Hasta el pequeño grupo de Dyncorp, la empresa de seguridad privada americana destacada en Mazar Sharif, hizo acto de presencia. Todos se cuadraron en silencio alrededor de los cinco españoles, que para ese momento apretaban los dientes, firmes y con un nudo en la garganta. Y entonces, sin himnos, cornetas, autoridades ni protocolo, el capitán Rafa y el sargento José arriaron despacio la bandera. Una historia de guerra nunca es moral, como dije antes. Si lo parece, no debemos creerla. Pero a veces resulta cierta. Entonces alienta la virtud y mejora a los hombres. Por eso la he contado hoy
AUTOR PEREZ REVERTE

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josepolilla
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Re: Dos Caidos En Enfrentamiento Armado En Afganistan.

Mensaje por josepolilla »

Artículo del periodista Ahmed Rashid en el diario EL MUNDO del lunes 30 de Agosto de 2010.
Ahmed Rashid (Pakistán, 1948), periodista y analista político con residencia en Lahore, es colaborador habitual de los principales periódicos y revistas internacionales. Sus artículos y comentarios pueden leerse en The Washington Post, Daily Telegraph (Londres), The International Herald Tribune, The New York Review of Books, BBC Online, Foreign Office, y The Nation. Sus libros (Los Talibanes, Yihad, y Descenso al Caos), le han situado a la cabeza de los expertos internacionales en Asia Central. Sus diagnósticos históricos y geopolíticos aparecen con regularidad en CNN, BBC y otras destacadas televisiones.

TRANSPARENCIA
Cuando un gobierno que sigue una política de mínima transparencia y mínima información sobre sus intervenciones importantes en política exterior siempre cabe la posibilidad de que a la vuelta de la esquina sobrevenga una crisis, y cualquier crisis de esa naturaleza termina convirtiéndose en una catástrofe.

Ese es el caso de las trágicas muertes de dos militares españoles y su intérprete en Qala-e-Now, de las manifestaciones consiguientes contra los españoles en esa localidad y de la gresca política en España. Grande ha sido el sufrimiento en España ante estas muertes y lo ocurrido posteriormente, no solo porque tres españoles hayan perdido su vida, sino porque ni el Gobierno ni la opinión pública española estaban mentalmente preparados para una tragedia como ésta.

La falta de libertad que padecen los militares españoles sobre la forma en la que han de decidir su estrategia en Afganistán, las limitaciones impuestas al ejercito por el gobierno y las reticencias a permitir el acceso de los medios de comunicación (al contingente español allí desplegado) o un debate público acerca de esta política no han hecho más que generar frustración, ignorancia en la opinión pública y una crisis política cada vez que cae asesinado un soldado español.

Lo más humillante para España, aparte de las muertes, han sido las manifestaciones de la población afgana contra su presencia en Qala-e-Now, algo que no había ocurrido nunca hasta ahora contra un país europeo en concreto. Las manifestaciones populares por bajas de civiles afganos o por bombardeos realizados por fuerzas de los Estados Unidos o de la OTAN se habían dirigido siempre contra los norteamericanos o contra el gobierno afgano y no contra un país europeo determinado.

Para España, todo esto acarrea graves consecuencias. Implica que no ha sido capaz de granjearse las simpatías de la población de Afganistán occidental, pese al alto precio que está pagando en sangre y en recursos.

A pesar de algunas informaciones de prensa que aseguran que las manifestaciones fueron espontaneas, hasta ahora la inmensa mayoría de estas protestas han sido organizadas por los talibán, sus simpatizantes o políticos de la oposición al gobierno afgano. No me cabe la menor duda de que esta manifestación fue organizada contra los españoles y contra el nuevo gobernador de la provincia de Badghis, Delbar Jan Arman, por los talibán, que sin lugar a dudas se han infiltrado con éxito en la localidad y entre su población apenas a unos metros de distancia de la base española.

Lo que demuestra la manifestación es que las fuerzas españolas no estaban al tanto del grado en que los talibán habían ido ganando influencia entre la población, del nivel de organización que habían alcanzado y de lo eficaces que han demostrado ser. La manifestación arroja enormes dudas sobre todo el esfuerzo realizado por los españoles. Encima, no ha habido declaración alguna del gobierno que aclare quienes promovieron la manifestación y porque tuvo lugar.

En los últimos meses, las fuerzas españolas se han ido quedando cada vez más solas en la que es una de las provincias más aisladas del país. Los talibán se han movido a capricho por todas partes, han bloqueado con frecuencia la carretera principal que lleva hacia el sur, a Herat, en el sudoeste, y a Maimana y Mazar-e-Sharif hacia el norte, han intimidado a la población local y han lanzado ataques contra las fuerzas de la OTAN siempre que les ha venido en gana.

Algunos de los importantes proyectos españoles de ayuda y desarrollo han tenido que suspenderse porque se ha considerado que era excesivamente peligroso continuarlos.

Las limitaciones impuestas por el gobierno a las tropas españolas impiden que los militares pasen a la ofensiva o se defiendan adecuadamente eliminando las bases y los focos de los talibán de los que tiene conocimiento. En vez de ello, el contingente español se ha atrincherado en sus posiciones cada vez más y en su lugar han sido enviados a Baghdis alrededor de 800 soldados estadounidenses para dar la batalla a los talibán. Todo ello ha sido extremadamente frustrante para el ejército español, que estaba deseoso de cumplir plenamente con sus responsabilidades en lugar de tener que recurrir a los norteamericanos.

Con todo esto se ha enviado también una señal enormemente negativa a la población de la zona acerca de la falta de voluntad de España de entablar batalla con los talibán, y se he enviado otra señal a los propios talibán de que pueden dar por inexistente la presencia militar española porque ésta no ha sido eficaz. Los insurgentes se han asegurado de que, hagan lo que hagan en esa zona, no va a haber reacción alguna de los españoles. Resulta a la vez una injusticia y un disparate que el ejército español lleve a cabo operaciones militares bajo este tipo de imposiciones o que se ponga en juego la vida de los soldados cuando no pueden responder a las provocaciones de los talibán.

Todos estos problemas habrían tenido solución si hubiera habido un debate serio sobre esta política. Durante más de un año los españoles han estado esperando que hubiera un debate en el parlamento y un discurso del presidente del gobierno con contenido sobre la política de España en Afganistán y sus intenciones de cara al futuro.

Un debate de estas características podría asimismo sacar a la luz los puntos de vista de todos los bandos sobre cuestiones importantes, como por ejemplo la ayuda al desarrollo de Afganistán, los condicionamientos restrictivos de las tropas españolas y a la fijación objetivos militares realistas, la necesidad de proporcionar un mayor acceso de los medios de comunicación a los soldados a través de periodistas españoles y la forma de llevar a cabo una política eficaz para ganarse a la población de la zona.

Nada de esto ha podido ocurrir porque nunca ha habido un debate y porque José Luis Rodríguez Zapatero se ha guardado sus opiniones para sí mismo. Parece como si la política del Gobierno fuera que, cuanta menos información haya, menos preocupada estará la opinión pública por el despliegue de sus soldados en Afganistán.

En estos momentos se están produciendo llamamientos peligrosos de algunos grupos políticos a que España se retire completamente de Afganistán y abandone sus compromisos con la OTAN. Hay declaraciones contradictorias de los partidos de la oposición. Sin embargo, hasta ahora la respuesta del gobierno ha consistido en atrincherarse aún más si cabe, hacer caso omiso de todos los llamamientos a un debate, no dar una respuesta adecuada a sus críticos y asegurar a la opinión pública que hay una estrategia y que está en buenas manos.

España debe mantener sus compromisos con la OTAN y con Afganistán durante todo el tiempo por el que los haya contraído, pero el ejército español no puede ser utilizado como argumento político ante la OTAN y, en realidad, verse obligado por el gobierno a no hacer nada en defensa propia, ni combatir al enemigo talibán, ni granjearse las simpatías de los afganos en las zonas bajo su responsabilidad.

Es preciso que el ejército y la opinión pública de España cuenten con una mayor confianza de la que su gobierno les dispensa en la actualidad. La política exterior no puede llevarse a cabo en un vacío informativo.

Ahmed Rashid

COMENTARIO

A día de hoy lo ocurrido la semana pasada en Qala-e-Now y el fallecimiento de los dos compañeros Guardias Civiles y su interprete ya han pasado al olvido en la memoria de una sociedad española enferma que se encuentra a 6.500 km del lugar de los hechos y que en un 80% desconoce incluso la ubicación geográfica de Afganistán.

Una sociedad que todavía se encuentra resacosa de la victoria en el mundial de futbol (la cual ha sido asumida en China por Zapatero como un logro de su mandato, junto con el jamón y el aceite de oliva), que debe despertarse todos los días con el descontrolado incremento de las cifras del paro, que se nutre de las noticias que proporcionan unos medios de comunicación dirigidos y controlados en su mayor parte por el Gobierno y sus grupos afines, que bastante tiene con llegar a fin de mes, y que su anhelo más inmediato es que su empresa dure por lo menos un mes más sin cerrar para poder seguir pagando la hipoteca.

A los españoles no les importa quien está allí ni que es lo que están haciendo, ya que como decía uno de los integrantes del grupo “Los del Rio” en un anuncio para el referéndum sobre la Constitución Europea: “los que mandan saben mas que nosotros y dicen que esto es bueno, por algo será”… y que muera el criterio, el libre albedrío y la capacidad de decisión de las personas.

Nada nos interesa y nada nos preocupa, y mientras se sigue practicando la política del “bienquedar” en el exterior, la del “quiero y no puedo” no vaya a ser que pierda votos en las próximas autonómicas, la del “donde dije Diego ayer, digo Diego hoy”, y resto de repertorio esperpéntico de los integrantes del gobierno español, nuestros militares, nuestros soldados, nuestros Guardia Civiles, nuestros compatriotas, nuestros hombres y mujeres allí destinados, siguen muriendo, resignándose, y sufriendo, en espera de que el Gobierno que les ha enviado a un país en guerra, les dote de los medios materiales, técnicos y operativos, así como de las ordenes precisas que les permitan hacer bien su trabajo y sobre todo defender su vida y la del resto de integrantes de la ISAF de los ataques de los insurgentes Talibanes y de los terroristas de Al Qaeda, combatiéndolos tanto reactiva como preventivamente.

Cuando el objetivo de un Gobierno es desactivar la capacidad operativa de sus Fuerzas Armadas por el “no vaya a ser que ocurra como en el 36”, cuando las pocas unidades operativas de que se dispone se encuentran dispersas en zonas de conflicto o alto riesgo sin unas ROE’s acordes con el escenario y los actores, cuando nuestros logros mas recordados por el resto de ejércitos son las espantadas de Irak y de Kosovo, cuando nuestra aportación a la lucha contra el terrorismo internacional es el pago de rescates, los cuales sirven para financiar más operaciones, comprar armamento y seguir secuestrando más españoles, cuando un pasaporte español es más un impedimento que una ventaja para poder acceder a cualquiera de las casi 400 bases estadounidenses y de la coalición en Afganistán, incluyendo campos, bases de operaciones de avanzada y puestos de combate, cuando en nuestras Embajadas y Agregadurías Militares en Kabul e Islamabad no se tiene otro objetivo que finalizar el tiempo de estancia asignado sin hacerse notar y sin perder la vida, cuando nuestra inteligencia de zona es nula y se nutre de las migajas que nos proporcionan el resto de países de la ISAF, cuando se pueden contar con los dedos de una mano (y aún sobran la mitad) las empresas privadas españolas que se encuentran realizando trabajos y negocios en la zona sin el más mínimo apoyo o soporte de su país, mientras las empresas de otros países se adjudican sustanciosos contratos y licitaciones para servicios que en algunos casos se prestan a nuestras propias tropas. Cuando todo lo anterior ocurre sin que nadie alce la voz, sin que nadie lo denuncie, y sin que nadie haga nada por remediarlo, definitivamente este país llamado España se ha convertido en un paciente con un cáncer terminal que presenta múltiples metástasis y al que solo resta administrarle cuidados paliativos hasta que termine por fallecer.

Mal futuro tenemos los españoles con una clase política corrupta e insensible, con unos partidos políticos anquilosados en el pasado y que no representan a casi nadie, con unos graves problemas internos económicos y sociales, con una desigualdad y separación cada vez más acusada entre comunidades autónomas y de estas ante el propio Estado, con un grave deterioro de nuestra imagen exterior, lo que repercute en las inversiones extranjeras, con una amenaza latente al sur que pone en peligro nuestra integridad territorial, con una resucitación interesada desde el Gobierno de un ambiente “guerracivilista” con ánimos de absurda revancha y de apertura de heridas cerradas, con el único objetivo de que la sociedad identifique a la oposición de derechas con el fascismo que se alzo en armas contra la II República, y con una frustrante sensación de que por mucho que agucemos la vista, no se aprecia en el horizonte traza, signo o indicio de que esto vaya a cambiar.

A pesar de todo esto España saldrá adelante, como sea pero saldrá, y no por obra y gracia de nuestros políticos, ministros y gobierno, sino gracias al tesón, al esfuerzo, al trabajo y al sacrificio de todos los españoles de a pie, de todos los hombres y mujeres que desde la caja del supermercado, desde el andamio, desde su mesa de trabajo, desde la cadena de montaje, desde su coche patrulla, desde su URO VAMTAC en el Líbano, o desde su RG 31 en Afganistán, hacen que desde el anonimato, al igual que otros antepasados suyos lo hicieron en siglos anteriores con dirigentes, gobiernos y reyes nefastos, este país siga adelante, siempre adelante, le pese a quien le pese …

J. Ibáñez

GUETEGUETE
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Ubicación: a doce pasos de tí...

Re: Dos Caidos En Enfrentamiento Armado En Afganistan.

Mensaje por GUETEGUETE »

...Sublime, Ibañez, sublime.
El mejor maestro, el tiempo.
La mejor ciencia, la experiencia.

avefria
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Re: Dos Caidos En Enfrentamiento Armado En Afganistan.

Mensaje por avefria »

Y que se de cuenta todo el mundo de la clase de gentuza que nos manda y en este santo y bendito país (PERDÓN A LOS ATEOS POR USAR EXCLAMANCIONES TRADICIONES) y aquí todavía hay imbéciles que no ven mas allá, esto más que desesperante es para quedarse en la tesitura entre cortarse las venas o dejárselas largas.

No se puede definir mejor una situación en menos palabras, la extensión utilizada es la justa para ilustrar la realidad.
Nunca diga todo lo que sabe; Regla para tener éxito en esta vida.

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