MADRID. La Ley de la Carrera Militar, impulsada por el Gobierno socialista en esta legislatura, sigue sin contentar a nadie y está provocando enorme malestar en el seno del Ejército. Si hasta la fecha sólo se había hecho público el malestar entre los tenientes coroneles y los oficiales de la Escala de Oficiales (equivalente a una diplomatura en el sistema educativo general), la indignación alcanza también a los oficiales de la Escala Superior de Oficiales (equivalente a una licenciatura en el sistema educativo universitario general) .

El origen del problema es que el Gobierno ha decidido crear una única escala e integrar y unir a «diplomados» y «licenciados» con un sistema que modifica el criterio de antigüedad, un valor esencial en las Fuerzas Armadas, y que puede crear situaciones en las que un militar, con menos años de antigüedad y con menor formación, se puede situar por delante de otro, en teoría más antiguo. El problema afecta en mayor medida a la Armada.

Hasta la entrada en vigor de la Ley, los oficiales de la Escala Superior habían tenido que realizar un plan de estudios de cinco años en las distintas academias y escuelas de oficiales de los tres Ejércitos, equiparable a una licenciatura universitaria. Los miembros de esta escala podían llegar al empleo de general o almirante. Por el contrario, los miembros de la Escala de Oficiales realizaban un plan de estudios de tres años en las mismas academias y escuelas de oficiales, equiparable a una diplomatura universitaria. El empleo máximo al que podían acceder era el de teniente coronel o capitán de fragata.

Con la integración de las dos escalas en una única, desaparece el límite de ascensos que tiene el oficial de la Escala de Oficiales, que puede llegar ahora a los empleos más altos.

El malestar en el colectivo de los más de diez mil oficiales de la Escala Superior radica en que han visto cómo las presiones y denuncias que, a su juicio, han realizado los miembros de la Escala de Oficiales, se han traducido en una serie de mejoras en el texto finalmente aprobado y que ha venido a perjudicar a los miembros de la Escala Superior, que no han optado por la vía de la reivindicación. Esto les ha llevado a reconocer que «estamos fuera de juego». Esta mejora se concreta en la modificación del criterio de antigüedad, ya que la integración se realiza «por empleos de forma proporcional a los efectivos de cada empleo», en lugar de hacerlo por empleos y antigüedad.

Una vez modificada la antigüedad como criterio, la integración se realiza de forma proporcional, «lo que se hace es coger una lista ordenada por antigüedad con todos los capitanes/tenientes de navío de la Escala Superior y otra con los de la Escala de Oficiales y, a continuación, se entremezclan ambas listas de manera proporcional, teniendo así en cuenta las antigüedades entre miembros de una misma escala, pero no las antigüedades entre miembros de distintas escalas», según las fuentes consultadas por ABC.

Casos insólitos

Este sistema ha sembrado de indignación a los oficiales con casos realmente llamativos, según las denuncias realizadas a ABC. «El hecho de integrarles proporcionalmente implica que el más antiguo de los capitanes/tenientes de navío de la Escala de Oficiales (que tienen cinco años de antigüedad en el empleo) se pondrá justo detrás del más antiguo de la Escala Superior de Oficiales (que está a punto de ascender a comandante y tiene nueve años de antigüedad)», comentan desde las Fuerzas Armadas. Otro caso «aún más insólito» es que «todo aquel oficial de la Escala de Oficiales que en su día promocionó a la Escala Superior de Oficiales siguiendo los cauces establecidos para ello se ve gravemente perjudicado, dado que por el hecho de promocionar queda más atrás en el escalafón». Finalmente, «se va a dar la paradoja de que aquellos oficiales que accedieron a la Escala Superior de Oficiales de la Armada por promoción interna, tras un concurso-oposición y dos duros años de Escuela Naval, van a ser adelantados en dos años de antigüedad por sus compañeros que no promocionaron». Los afectados afirman que la situación es «injusta, injustificable e incoherente».