La realización de este tipo de homenajes parece aportar un aire de normalidad a la muerte de miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que no estamos dispuestos a respaldar ni mucho menos admitir, simplemente porque hay muertes que se pueden evitar si se hace lo necesario y tenemos el convencimiento de que ni se ha hecho, ni se está haciendo, así como tememos que no se haga.

Nuestros intentos por ser constructivos y dialogantes siempre se han topado con el rechazo sistemático del Ministerio del Interior. Tras los últimos atentados, la UO se dirigió al Ministro del Interior solicitando la creación de un observatorio, u órgano análogo, en el que reflexionar y analizar la seguridad de los miembros de fuerzas y cuerpos de seguridad. Sin embargo, fue tal la importancia que le dio el Gobierno, su Gobierno, que ni tan siquiera se dignó el Sr. Ministro de Interior a contestar dicha petición, delegando en el Director General de la Policía y la Guardia Civil que eludió responder a nuestra propuesta.

También solicitó la UO de la Guardia Civil, tras los atentados, la celebración de una sesión extraordinaria del Consejo de la Guardia Civil para analizar el problema. El Director General de la Policía y de la Guardia Civil ni llegó a convocar el Consejo de forma extraordinaria ni tan siquiera consideró que tuviese suficiente importancia como para dedicar un solo punto del orden del día en del siguiente Consejo ordinario.

Nos ofrecimos a colaborar y se nos ignoró. Ahora quiere contar con sindicatos y asociaciones profesionales pero no para trabajar en la búsqueda de soluciones sino como figurantes de su película, para que nuestra presencia parezca transmitir un mensaje de apoyo y respaldo a su política y donde, una vez más, vuelva a encandilarnos con falsas promesas.

Sr. Presidente del Gobierno de España, sepa que mientras celebre ese acto de reconocimiento a los que han dejado sus vidas en acto de servicio, otros tantos sufren el riesgo de perderla, en muchos casos porque se está faltando a su compromiso y no ha dotado de los medios y necesarias medidas de seguridad. ¿Se ha preguntado cuál habría sido el resultado si el acuartelamiento de Palmanova hubiese contado con las necesarias medidas de seguridad?, ¿se ha preguntado por qué no disponía de esas medidas?, ¿se ha preguntado si con lo malgastado en ciertos desfiles militares, que su Ministro niega, no se podría haber invertido en sistemas de seguridad?

Antes de responder lea el Real Decreto de prevención de riesgos laborales en la Guardia Civil que aprobó su Gobierno en 2005 y que fija como objetivo el de eliminar o reducir los factores de riesgo. ¿Qué hicieron para reducir los riesgos en Palmanova?, ¿qué están haciendo para reducirlos en otros tantos puntos de España?

Quizás no lo sepa Sr. Presidente, aunque ello no le exime de culpa, pero unos días después de los atentados del pasado verano, la Dirección General de la Guardia Civil pidió a las Unidades que informasen de las medidas de seguridad con las que contaban a fin de crear una base de datos fiable. Como puede comprobar, resulta vergonzoso y humillante que, tras tanta palabrería y preocupación vana, se esconda una ignorancia absoluta de nuestras necesidades y, sobre todo, por nuestra seguridad.

Sr. Presidente, seguro que ahora entiende por qué no queremos salir en su foto. No queremos ser partícipes del engaño, no queremos respaldar un acto que únicamente pretende aparentar su preocupación por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad pero que no corresponde a la realidad. Nuestra presencia sólo se justifica en el respeto a nuestros compañeros y sus familias.

Los actos de homenaje, sin desmerecerlos cuando verdaderamente son sentidos, no son suficientes para reducir las cifras de siniestralidad. Ya no nos conformamos con las palabras, queremos hechos, medios que garanticen la seguridad de los guardias civiles y sus familias. Queremos trabajar seguros y sentirnos seguros, requisito imprescindible para que podamos dedicarnos en cuerpo y alma a la seguridad de todos los ciudadanos.

El verdadero homenaje a los compañeros caídos en acto de servicio no puede ser otro que el esfuerzo para que no siga engordando una lamentable lista que nunca debió ser tan extensa. Ellos así lo habrían querido.