Todas las personas que hablaron por teléfono con Santiago Cervera el día de su detención junto a las murallas de la ciudad de Pamplona declaran este viernes, por primera vez, ante el titular del juzgado número dos de Pamplona, Fermín Otamendi.

Entre ellos, además del propio Cervera, están llamados como testigos su exmujer, Mónica Ridruejo, el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, o la exconcejal de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona, Maribel Beriáin.

Cuatro meses después de aquel 9 de diciembre que se llevó por delante la carrera política del exdiputado del PP, el caso empieza a esclarecerse en los tribunales. Cervera ha sido citado a declarar como imputado a partir de las nueve de la mañana ante el mismo juez al que, recientemente, trató de apartar del caso al considerar que tenía un marcado carácter anti-PP y anti-clase política a tenor de unas manifestaciones del magistrado.

El director general de la Guardia Civil fue una de las primeras personas con las que Cervera contactó tras su detención por parte de miembros del propio instituto armado el pasado 9 de diciembre. Durante aquella jornada, se cruzaron un montón de comunicaciones entre el cuartel de Pamplona, el Ministerio del Interior y la Moncloa. Tal y como publicó este diario, en cuanto se reconoció la identidad del diputado, el coronel al mando del dispositivo se puso inmediatamente en contacto con Fernández de Mesa, así como con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien, según fuentes de la operación, mantuvo informado al presidente del Gobierno y pidió al coronel discreción y rapidez en la práctica de las diligencias.

Cervera fue detenido por su presunta implicación en un intento de chantaje económico al presidente de Caja Navarra (CAN), José Antonio Asiáin, al que se le exigieron 25.000 euros. El presidente de la CAN presentó el 5 de diciembre una denuncia ante la Guardia Civil tras recibir un correo electrónico anónimo en el que se le conminaba al pago de 25.000 euros si quería evitar que se hiciera pública una información sobre sus actividades profesionales. El anónimo precisaba el lugar y la fecha donde se debían depositar los 25.000 euros, el mismo sitio en el que Cervera fue detenido apenas unos días después, según su versión, porque otro anónimo le había citado en ese lugar para hacerle entrega de información valiosa sobre la Caja.

El exdiputado siempre ha defendido su inocencia y ha reivindicado que fue víctima de una trampa tendida por alguien que quería “matarle políticamente”. Será la versión que hoy ratifique ante el juez, a quien ya entregó en el pasado todos sus ordenadores y tabletas para que se analizasen dentro de la investigación. El magistrado está a la espera también de los resultados de una comisión rogatoria enviada a Estados Unidos por la que solicita que se verifique el uso que se ha dado al servidor desde el que se envió el correo electrónico con el que se chantajeó a Asiáin.

Tras su detención, Cervera abandonó su escaño en el Congreso, por lo que perdió su condición de aforado, después de dos llamadas de la dirección del partido que forzaron el rápido desenlace de los acontecimientos. Durante los últimos cuatro meses, Cervera ha permanecido lejos de los focos y totalmente apartado de la política a la espera de que la justicia dictamine su futuro más inmediato.

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